Bocetos de Campaña escribe Rodolfo Huerta Espinosa
Las luchas internas posteriores a la guerra de independencia de 1810, de nuestro país, dejaron atroces consecuencias. Las pugnas en la clase política de esos tiempos, el ascenso de las logias Masónicas y sus excentricidades, a pesar de los recelos de la iglesia católica, acentuaron las contradicciones formándose dos grandes polos; las monarquistas y los liberales.
Los años posteriores a la primera transformación acentuaron contradicciones y enconos. Ambiciones desmedidas condenaron a nuestro país a una dependencia tan ignominiosa como la colonial. En el siglo XIX, posterior a la independencia, nuestro país vivió cruentos enfrentamientos entre liberales y conservadores. La invasión estadounidense de 1846 y el tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848, trajo consigo la pérdida de más de la mitad del territorio nacional. México se hundía en la pobreza y la desolación.
La acumulación de riquezas y bienes por parte del clero conservador condujo a la SEGUNDA TRANSFORMACIÓN de nuestra patria, impulsada por los liberales nacionalistas. Fue la ley Lerdo de 1856 con la desamortización de los bienes que la iglesia católica había acumulado a través de los siglos, así como de las corporaciones civiles, la que incentivó la economía impulsando la pequeña propiedad. En esta época, se promulgó la segunda constitución de 1857, estableciéndose en nuestro país la libertad de expresión, de asamblea y de conciencia.
Sin duda las leyes de reforma de 1860 son el parteaguas de nuestra historia patria. Fue nuestro Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez García, quien las proclama, centradas en cinco puntos:
- Separación entre Iglesia y Estado.
- Extinción de las corporaciones eclesiásticas
- Nacionalización de los bienes del clero
- Secularización de cementerios y fiestas cívicas
- Libertad de culto
Con ello, la historia de México registra LA SEGUNDA TRANSFORMACIÓN generada por Benito Juárez García, sin lugar a duda, un personaje de talla universal, valorado y reconocido en todo el mundo. Quizá uno de los apotegmas más conocidos y vigentes de nuestro Benemérito es “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho es la paz”. Sin su férrea decisión y liderazgo, nuestro país no hubiera avanzado en la formación de nuestras instituciones.