Los morenistas también se equivocan

Los morenistas también se equivocan
Jesús Olmos
Máscaras

Máscaras escribe Jesús Olmos

Hasta el 13 de diciembre de 2024, Sergio Salomón Céspedes Peregrina fue gobernador del Estado de Puebla. Su visión “conciliadora” y “de acuerdos”, lo encumbró en el ámbito político local, ya que existe una visión de su gestión que le celebra haberse dialogar con grupos políticos históricamente encontrados.

Céspedes Peregrina, aseguró haber impuesto la calma ante los distintos corporativos empresariales, los distintos grupos políticos del estado y presumió haber apaciguado (en cierta medida) la batalla de los puros contra los recién llegados a la Cuarta Transformación.

Su comunicación, trató desde un primer momento de distanciarlo de su antecesor, el fallecido Miguel Barbosa. Primero afirmando que encabezaba un “gobierno presente”, que reprochaba en cierta medida ausencia de quien lo antecedió, por las obvias incapacidades físicas que tenía el morenista que lo invitó a unirse a su grupo político hasta alcanzar la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso.

Céspedes marcó una línea de respeto en el ámbito público por quien le cedió un cotizadísimo coto de poder, no obstante, en lo privado, cedió el control de áreas estratégicas a quienes en su momento denostaron al entonces gobernador del Estado.

Céspedes se rodeó de aquellos que durante muchos años pregonaron que “los morenistas también se equivocan” y que “el presidente López Obrador, se equivoca y lleva al país por un rumbo incierto”. Es más, entre ellos estaban iniciadores de campañas negras por el manejo de la pandemia, el combate al huachicol y o el combate a la delincuencia.

A la sombra del mandatario Céspedes, estuvo parte del grupo que muchos años se coaligó con Fernando Manzanilla y que se ha sido señalado por realizar negocios turbios al amparo del poder. Un grupo de neopanistas -y hasta hace unos meses neomorenistas- que quiso incrustarse en las estructuras de todos los partidos políticos para de ahí satisfacer el ansia de recursos públicos, para no vivir en el error.

Por igual, se codeaban con los diputados federales de Acción Nacional en reuniones no tan privadas, que compartían escenario en “programas de análisis político” cuyo único fin era repudiar a la 4T y cada una de las decisiones que se tomaban en lo económico, político y social. A la par, compartían una agenda conjunta que tenía un único fin: golpear, golpear y golpear, muchas veces sin un solo argumento de por medio, solo falacias urdidas de resentimiento y encono, como muestra del “agradecimiento” con quien en algún momento les dio trabajo y cobijo.

Céspedes Peregrina premió todas estas prácticas con puestos en la administración pública. El gobernador sustituto les entregó las áreas estratégicas en la comunicación gubernamental desde donde pregonaban las mismas medias verdades, aunque el gusto duró muy poco.

Muchos de estos alfiles, buscaron incrustarse en el proceso de selección del candidato a la gubernatura de Puebla y ahí sí que jugaron mal. Se fueron con quien compartían los mismos valores, el entonces Coordinador de los Diputados Federales de Morena, Ignacio Mier Velazco, y le metieron (como muchos otros traficantes de influencias) una inusitada cantidad de recursos públicos, para espectaculares y publicaciones artificiosas en otra trama que terminó por salir muy mal. Mucho peor fue haber sido exhibidos por medios de investigación con llamadas y contenidos a modo del aspirante fallido, quien tuvo que conformarse con seguir de patiño en el senado.

Así, al paso de los años, la historia colocó en su lugar a quienes tuvieron en sus manos parte de la administración pública estatal, bajo las siglas de Morena, el cobijo del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador y los ideales de la Cuarta Transformación, con un profundo pragmatismo y sin un ápice de congruencia con sus verdaderos valores y los que significa la 4T.

Céspedes al mismo tiempo heredó obras inacabadas, que funcionan mal o tienen severos desperfectos, como el Congreso del Estado que no aguantó ni la primera lluvia o la Línea 4 del sistema RUTA, que adolece de todo por haber sido construida a las prisas y sin la planeación necesaria para terminar siendo una gran idea terriblemente ejecutada. O el puente de Cumulo de Virgo o la sede de Finanzas en la misma vialidad, ambos, que inacabó. 

Un sector recordará a Sergio Salomón, como el mandatario de la unidad el que con su trabajo se congració con la presidenta Claudia Sheinbaum, mientras que en otro sector lo recordará como aquel que en un doble juego dejó el destino de Puebla en manos de los más atroces críticos del propio movimiento al que dice pertenecer.

 

@Olmosarcos_