Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado
A unas horas de protestar para el segundo periodo, rectoral, la doctora Lilia Cedillo Ramírez decidió que era momento de terminar con la hora de los improvisados en la BUAP.
Luego del largo periodo del paro estudiantil que supuso un reto fenomenal a la gestión al frente de la universidad mas importante del sur-sureste de la República Mexicana por un desacuerdo inicial en la Facultad de Medicina y de Estomatología, la lección parece haber dejado huella.
Para ello decidió echar mano de sus más experimentados operadores en el terreno estudiantil y político que tiene la propia institución.
Se trata de Damián Hernández y José Manuel Alonso, una dupla que ya había ofrecido resultados en operaciones complejas en otras etapas de la vida estudiantil.
No deja de ser sorprendente que pasado el tiempo, cada quien haya ubicado su propio espacio y dimensión respecto de la vida universitaria.
Y es que después del periodo oscuro en el que Alfonso Esparza fue rector de esa institución, denigrada por el uso mafioso y tramposo del dinero de los universitarios haya llegado una persona que fue estigmatizada, perseguida y acorralada por el propio Alfonso Esparza y su pandilla, como fue la propia rectora, Lilia Cedillo.
La designación de Damián Hernández como secretario general y de José Manuel Alonso como secretario técnico, no hace sino suponer que Cedillo decidió tomar el toro por los cuernos para poder mantener la gobernabilidad y estabilidad en la comunidad estudiantil más grande que tiene el cluster universitario en el terreno poblano.
Muy poca gente lo sabe, pero la propia rectora universitaria padeció el estigma de ese oscuro personaje que hoy sigue libre, no obstante la existencia de hallazgos y evidencias de las trampas que hizo al amparo de su encargo como rector universitario.
El propio Damián Hernández fue exiliado de su casa que es la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, persecución similar que vició Alonso, dos personajes que crecieron en la comunidad estudiantil, desde que ambos eran integrantes de la Facultad de Administración y Contaduría.
Mantener la estabilidad en una comunidad ñmultitudinaria es un desafío permanente, pues 70 mil estudiantes en los campus de esa institución, con intereses diversos, usos y costumbres propios de sus propias comunidades; creencias ideológicas no es un asunto menor.
Poner en riesgo la convivencia de un número multitudinario de estudiantes, como supone pone la propia universidad, es atentar en contra de la estabilidad del estado de Puebla.
Las décadas de los ochentas y los noventas es rica en ejemplos de cómo es que se puede poner en riesgo la vida política de un estado, como ya lo vivió el territorio poblano.
Los cambios enroques y nombramientos que recientemente anunció la rectora van encaminados atender por dos días, la estabilidad universitaria y la paz social de la que aún se cuenta en el estado de Puebla.
Inteligencia, pertinente y valentía trasluce la decisión de la científica Cedillo, que se encamina a iniciar un nuevo periodo al frente de la BUAP.
@FerMaldonadoMX