Lalo, el falso profeta

Lalo, el falso profeta
Fernando Maldonado
Parabólica Eduardo Rivera

Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado

Sobre la avenida 11 Sur esquina con Municipio Libre, asoma una manta percudida que exhibe los rostros de quienes fueron candidatos a distintos puestos de elección popular por la coalición PRI-PAN-PRD.

Se trata de Eduardo Rivera Pérez, excandidato a gobernador por esa alianza electoral en junio pasado y José Juan Espinosa, también excandidato a una diputación local.

En sí mismo, la manta simboliza la reliquia de un modelo político que entró en fase terminal desde el año 2018, cuando la mayoría de los mexicanos decidió darles la espalda a estos tres partidos políticos por la obsolescencia, ineficacia, insensibilidad y falta de empatía con las necesidades de los mexicanos más necesitados.

Eduardo Rivera, que ahora se muestra exultante en su redes sociales, anticipando que no se ha ido, sino que ha permanecido, forma parte de esa reliquia y sus desaciertos.

Cuando ya nadie lo tenía presente en la escena política y en el imaginario colectivo, nos ofrece una perla más de ese gesto miope y persistente para recordarnos de lo que fue capaz: incumplir con su responsabilidad como funcionario municipal, sin caer en la tentación, mundana de meterle la mano al cajón de los recursos.

Dice textual haber reflexionado de lo vivido en 2024 (cuando fue aplastado por Morena y su candidato Alejandro Armenta) para regresar con más fuerza.

Adolece de humildad y decencia el cartucho que ya quemó Acción Nacional y su aliado perenne, el Partido Revolucionario Institucional.

Ofrece una imagen que pretende ser vigorosa, con un estereotipo hipster, que se ejercita en un parque arbolado en donde reina la paz y la tranquilidad, muy lejos del tiradero que dejó en la ciudad para la que fue elegido por una mayoría en 2021.

A menos que la nueva apuesta de este político panista, conservador y desacreditado apunte por estimular a su menguado grupo político, en el que algunos han mutado a morenistas y otros buscan el sustento, no existe una lógica política para lucir esas carencias desde la ética pública.

Alguien dijo con razón evidente: es el doctor Strange, la popular franquicia de los Estudios Marvel, pero de aquí cerquita y no se trata de la imagen que exhibe, barbado y vertido de negro en medio del bosque, sino el símil de un personaje que ostensiblemente muestra dos aspectos difíciles de ignorar: arrogancia e hipocresía.

Y es que un acto de honestidad habría sido mostrar a un Eduardo Rivera recorrer las calles deshechas, plagadas de baches; los barrios y colonias sumidas en la inseguridad y la zozobra; las colonias a oscuras porque las luminarias hace meses dejaron de servir; o castigar como se debía el derroche y la corrupción.

Al menos, en un gesto de humildad, ofrecer una disculpa a los cientos de capitalinos a quienes dejó plantados, sin concluir la gestión municipal para la que pidió confianza y voto en 2021.

La humildad, como la moral, podría ser una quimera entre ciertos sector de la clase política. En el caso del personaje que recorre el bosque en fundado en un traje deportivo, y como dos tenis, no podrá despojarse de esa imagen.

Por eso la lona aquella en la 11 Sur y Las Torres debe estar ahí, para recordar a quien la observa que las reliquias forman parte de una arqueología política que nos recuerda un pasado nebuloso y persistente.

@FerMaldonadoMX