Parabólica.Mx escribe Fernando Maldonado
Al homicida Jorge Flores Zachinelli no le alcanzará la vida para ver concretada la agenda política que busca respeto e igualdad entre mujeres y hombres, sin distingo de su credo, orientación política, sexualidad o género, contra la que atentó cuando decidió cometer el crimen de odio que acabó con la vida de Agnes Torres en marzo de 2012.
Flores Zachinelli fue encontrado culpable de un atroz crimen en contra de la activista de la comunidad trans, hallada martirizada y sin vida en una barranca en la zona de Chipilo llevada ahí con engaños por el autor material del crimen que enfrenta una sentencia de 45 años y sus tres secuaces, Marco Antonio Berra Spezzia y Luis Fernando Bueno Mozzoco con 35 años de cárcel mientras que un cuarto, Agustín Flores Zachinelli, a 23 años.
En dos meses más se cumplirán 13 años del homicidio de Agnes Torres que dio origen a la legislación que lleva su nombre y que cambió, entre otras cosas, la tipificación en el Código Penal para dar lugar a la definición de crimen de odio, en lugar de “crimen pasional”, como solía definir la narrativa oficial, consignada así en los espacios de nota roja.
La efeméride permite ponderar la llegada este miércoles al Congreso del Estado de la primera diputada identificada con la comunidad LGBTT, Gabriela Chumacero, no obstante empeños por bloquear su arribo tras las licencias que debieron interponer los diputados José Luis García Parra, coordinador del gabinete de Alejandro Armenta Mier y José Samuel Aguilar Pala, secretario de Gobernación.
No es una coincidencia que Chumacero se haya convertida en la primera legisladora en Puebla con una agenda por los derechos de la comunidad, como tampoco deja de resultar una sorpresa para una sociedad catalogada como extremadamente conservadora y clasista como la poblana.
Y no es fortuito porque entre sus logros como activista fue quien empujó la promulgación de la ley que permita a que quien así lo decida, cambiar documentos oficiales como actas de nacimiento, licencias de conducir o credenciales para votar para definir el género de la persona.
La nueva integrante del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados tiene un conjunto de desafíos que no pueden ser echados en saco roto. Existe en el imaginario, silencioso, pero existente, un estigma en contra de quienes se definen con un género diferente.
Es altamente probable que pronto veamos replicar discursos de odio utilizados por otros personajes como el penoso caso de Gabriel Quadri de la Torre a nivel federal que mereció ser inscrito en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política; o el del ex diputado local por Morena, Héctor Alonso Granados, señalado por lenguaje misógino y homofóbico.
De acuerdo con el documento LGBTFóbica en México 2023, en ese periodo fueron registrados 66 homicidios de personas identificadas con la comunidad, más de 5 crímenes de odio al mes, aunque aún es difícil conocer el número preciso debido a que muchos de los casos no son documentados ni denunciados y aún son definidos como “crímenes pasionales”.
Celebrar la presencia de una diputada trans es reconocer la pluralidad expresada en la Cámara de Diputados en la presunta Puebla patriarcal y levítica, aún a riesgo de que su nueva y flamante sede cercana al sitio desde donde el general Zaragoza combatió a franceses y conservadores, amanezca un día rociada de agua bendita.
@FerMaldonadoMX
