Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
En su informe de 100 días de gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo envió un mensaje contundente para Donald John Trump, quien el próximo 20 de enero regresará en un segundo mandato no consecutivo a la Casa Blanca: diálogo sí, pero nunca subordinación.
A lo largo de las últimas semanas, con énfasis en la anterior reciente, la presidenta de México ha sabido detener en seco las estridentes amenazas del magnate neoyorquino.
Con mucha inteligencia y aguda ironía, la mexicana se ha referido a las descalificaciones que el ultraderechista ha hecho de México y de los migrantes.
El despropósito hilarante, que planteó Trump, de que el Golfo de México se llame ahora Golfo de Estados Unidos, encontró una respuesta contundente de Sheinbaum, quien propuso mejor cambiarle el nombre al país vecino a América Mexicana.
También en la conferencia Mañanera del Pueblo, a través de su asesor, Alfonso Suárez del Real, recordó que el Golfo de México es una referencia náutica desde el Siglo XVI y que no puede cambiar su nombre por antojo del republicano.
En su discurso por los 100 días de gobierno, en el Zócalo de la capital del país, la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas de México dio una defensa elocuente de los migrantes mexicanos, que tanto han sido vapuleados por el próximo presidente de Estados Unidos.
La defensa llega, además, muy oportuna, pues en 7 días más Donald John Trump regresará a la presidencia de la Unión Americana.
Volvió a considerarlos héroes y heroínas, y recordó que, si bien sus remesas son fundamentales para nuestro país, solamente representan 20 por ciento de lo que ellos y ellas generan en Estados Unidos, y que 80 por ciento se queda allá en impuestos y consumo, lo que genera un porcentaje importante del Producto Interno Bruto de la nación del norte.
“Las y los trabajadores mexicanos trabajan como ninguno en los Estados Unidos, son trabajadores extraordinarios del campo, de la construcción, de los servicios.
“Son grandes científicos en las universidades, son héroes y heroínas de la patria”, dijo la presidenta.
Luego vino una advertencia puntual para Trump:
“Estoy convencida que la relación entre México y Estados Unidos será buena, de respeto y que prevalecerá el diálogo.
“Nuestra visión es el humanismo mexicano y la fraternidad entre los pueblos y las naciones.
“Eso sí, siempre tendremos la frente en alto. México es un país libre, independiente y soberano. Como lo he dicho, nos coordinamos y colaboramos, más no nos subordinamos”, dijo Sheinbaum desde el temple y ante cientos de miles de personas reunidas en el Zócalo de la capital del país.
Junto con la importancia que tienen los migrantes, México es vital para el desarrollo económico de la Unión Americana.
No hay forma de que Estados Unidos avance sin los migrantes mexicanos.
Estudios que datan de la época de Ernesto Zedillo, que fueron auspiciados por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), señalan que la contribución de los mexicanos era, desde ese entonces, de 8 por ciento del Producto Interno Bruto de Estados Unidos.
Por lógica, ahora mismo debe ser muy superior.
Hace un par de semanas, el canciller Juan Ramón de la Fuente retomó esas cifras y aseguró que los migrantes mexicanos generan más de 42 mil millones de dólares en impuestos a la Unión Americana.
Por supuesto, o al menos así fue en su primer mandato, Donald John es estridente y agresivo en la retórica, aunque en la realidad matiza y se muestra racional.
Así se espera que sea este, su segundo mandato no consecutivo.
Sin embargo, el magnate neoyorquino está en campaña desde ahora y ese es el riesgo para México, que sus amenazas retóricas, en su afán de afianzarse en su base social, se conviertan en una realidad, en esta ocasión.
Cualquiera que vaya a ser su comportamiento, en México tiene a una presidenta que no se va a espantar con sus gritos ni con sus amagos.
La defensa al país, mucho más allá del discurso nacionalista, es una realidad y un objetivo innegociable para Sheinbaum.
@Alvaro_Rmz_V