Pablo Ríos Buenrostro, de 15 años de edad, falleció tras explotarle una mina en la comunidad de Santa Ana Amatlán, Michoacán.
La familia del joven Pablo Ríos Buenrostro, quien falleció el pasado 8 de febrero al explotarle una mina en la comunidad de Santa Ana Amatlán, Michoacán, acudió este miércoles a la embajada de los Estados Unidos a solicitar asilo ante el temor de ser víctimas del crimen organizado o autoridades locales por hacer público este hecho.
Pablo de 15 años de edad trabajaba como jornalero en una huerta de limón cerca del panteón, el día que al caminar pisó una mina oculta en el piso, lo que le provocó la muerte instantánea, además de a otro trabajador.
“Mi niño no merecía morir así, él no merecía morir porque era un niño muy trabajador, muy luchón y apenas empezaba a vivir”, expresó su mamá, Mayra Alejandra Buenrostro Valencia, a las afueras de la representación diplomática sobre el Paseo de la Reforma.
Recordó que su hijo, Pablo, el mayor de tres, José Luis y Alex sus hermanos, era el sostén económico de la casa al trabajar en esta huerta de limones y luego vender el producto en los poblados de Apatzingán.
“Cuando me entregaron el cuerpo de mi hijo no me lo entregaron completo porque cuando el SEMEFO estaba recogiendo los restos explotó otra mina y no lo recogieron"
“Y lo que quiero es que haya más gente para que se una a mí y que las autoridades quiten esas minas y que no hayan más muertes, porque hoy fue mi niño, pero también ya fueron maestros y militares, me da miedo porque tengo familiares trabajando”, señaló.