Palabra de Tigre escribe Humberto Aguilar Coronado
La confesión de Ismael “El Mayo” Zambada, fundador y líder del grupo criminal del cártel de Sinaloa, de declararse culpable ante la Corte de Distrito del Este de Nueva York, después de haberse declarado no culpable de los cargos de tráfico de drogas meses antes, sin duda es importante, pero prácticamente era un hecho conocido que faltaba por ser reconocido.
Lo importante para el Gobierno de México, para las autoridades y políticos mexicanos, debería ser la confesión de que “durante años alentó la corrupción al pagar a policías, comandantes militares y políticos que le permitieron operar libremente”.
¿Cuántos años? Pues si comenzó su carrera criminal desde que era un joven sinaloense en la década de los setenta, entonces estamos hablando de casi 60 años de fomentar la corrupción.
Si la operación criminal se hubiera realizado únicamente en su estado natal, Sinaloa, debemos recordar que fue gobernado por el Partido Revolucionario Institucional hasta el año 2021, donde morena ganó las elecciones con el que ahora gobierna, Rubén Rocha Moya, personaje muy cuestionado y señalado públicamente por su participación, precisamente en la operación que llevó al “Mayo” Zambada a territorio norteamericano y por otros asuntos vinculados al crimen organizado.
Pero la realidad es que la operación del Cártel de Sinaloa no solamente superó las fronteras estatales, sino que también trascendió la frontera nacional, por lo que el Gobierno de los Estados Unidos actuó de manera contundente para impartir justicia.
En el caso mexicano, deberían estar preocupados los policías, comandantes militares y políticos a los que el Mayo Zambada les pagó (sobornó) para dejarlo operar libremente por todo el territorio estatal y nacional.
Porque en esos más de 50 años de operación criminal, hubo policías, comandantes militares y políticos que representaron a los gobiernos de diferentes partidos, tanto en lo municipal, lo estatal y lo federal.
A lo que representa, en pesos o dólares, las cantidades de droga que se movilizaron durante décadas por el cártel de Sinaloa, habría que restarle las cantidades que se pagaron en sobornos a las autoridades y políticos mexicanos que mencionó en su declaración.
¿A cuánto ascenderán dichas cantidades?
Es imposible saberlo, sin embargo, hará que la tranquilidad en la que han vivido durante años esos funcionarios corruptos, se vuelva una intranquilidad constante hasta que se sepan los nombres de estos.
Los funcionarios y “matraqueros” del gobierno anterior y del actual, ¿seguirán afirmando que el saludo del presidente López Obrador y sus constantes visitas a Badiraguato, Sinaloa fueron para fomentar el desarrollo de esa zona del estado?
Que se sepa, no hay nadie de los policías, comandantes militares o políticos, sujetos a proceso o encarcelados por su “cobijo” a las operaciones de dicho cártel. Sería importante que las autoridades mexicanas actuaran, “caiga quien caiga”.
*Es politólogo
@Tigre_Aguilar_C
Humbertoaguilar.mx