Absenta: el hada verde

Absenta: el hada verde
Parabólica.Mx
Columna Invitada Sibarita

El Rincón de Jorge A. Rodríguez y Morgado

Las palabras de un hombre ebrio son los pensamientos de un hombre sobrio.

Proverbio

El hombre desde la más remota antigüedad se ha interesado por consumir bebidas embriagantes. Se sabe que este tipo de bebidas también llamadas “agua de Dios” o “bebidas espirituosas”, tienen su origen desde hace unos 10,000 años cuando las levaduras hacían fermentar las frutas no consumidas y éstas eran mezcladas con agua, surgiendo la primera bebida energizante de la historia.

Los egipcios tenían una deidad que, en los últimos años del Imperio del Nilo, se reconvirtió en Dioniso el dios heleno del vino. En Grecia, hasta el propio Sócrates decía que el vino "hidrata y suaviza el alma, adormece las preocupaciones y revive nuestras alegrías".

La Biblia refiere en Génesis 9:20-24: “Noé se dedicó a cultivar la tierra, y plantó una viña. Un día, bebió vino y se embriagó, quedándose desnudo dentro de su carpa”. Otros pasajes en la literatura bíblica sobre las bebidas alcohólicas se refieren a Jesús haciendo el milagro de convertir una importante cantidad de agua en vino en las bodas de Caná de Galilea, así como, el uso de esta bebida en la Última Cena y posteriormente incorporando el vino como parte del rito principal del cristianismo: la Eucaristía. El alcohol ha sido, durante siglos, el sustituto del agua, y sirvió de combustible humano en las aventuras, conquistas, guerras y travesías.

Entre estas bebidas “espirituosas” se encuentra la Absenta, creada como elixir curativo que en su origen fue un tónico medicinal a partir del ajenjo, hinojo y anís verde. Durante muchos años su uso fue medicinal y se ofrecía a las tropas francesas para bajarles la fiebre, cumpliendo la función de una aspirina. Sin embargo, cuando las tropas volvían del frente seguían consumiendo Absenta por placer, comenzando ahí su leyenda negra.

Muy pocas bebidas han generado la histeria que rodeó a la Absenta a finales del siglo XIX, se le atribuye la esclavización y ulterior destrucción de la mente de toda una generación de artistas y escritores, bebedores empedernidos de Absenta, a cuyos efectos alucinógenos se atribuían todo tipo de conductas depravadas. Alejandro Dumas llegó a afirmar que la absenta había matado a más soldados franceses en el norte de África que las balas árabes. El punto álgido se alcanzó en 1905, cuando un alcohólico de nacionalidad suiza disparó en estado de embriaguez a su esposa y a dos de sus hijas, a esto siguió una prohibición de la Absenta en Estados Unidos y en la mayor parte de Europa.

Esta bebida es conocida por su excesivo grado de alcohol y debido a su alto nivel de tuyona (llamada así porque se encontró por primera vez en el aromático árbol tuya; aceite esencial relacionado químicamente con el alcanfor que posee acción estimulante y convulsivante) es considerado como el factor principal que convierte a este licor en una bebida alucinógena, pudiendo generar efectos secundarios en los que la consumen y causar adicción. Por lo que la absenta fue declarada ilegal a principios del siglo XX en varios países alrededor del mundo.

Sus efectos alucinógenos han sido la inspiración de artistas del siglo XIX, entre los que se encuentran Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Paul Gauguin, Edvard Munch, Aleister Crowley, Toulouse-Lautrec, Oscar Wilde y Vincent Van Gogh, quienes recurrían frecuentemente a la Absenta para alcanzar un estado visionario de inspiración poética y artística.

Ernest Hemingway, define esta bebida como “una alquimia líquida que cambia las ideas”, se cuentan que recurrió a ella para reunir el valor necesario y saltar al ruedo para torear. Se dice que Van Gogh, la bebió durante años y hasta fue inspiración para algunos de sus cuadros en los que pintó bodegones de Absenta. Probablemente era un adicto a la espirituosa bebida. Así mismo, dice la leyenda que Van Gogh estaba bajo los efectos alucinógenos de la Absenta cuando se cortó la oreja o la perdió en manos de Gauguin durante una tarde de Absenta.

Oscar Wilde, fan declarado de la Absenta, describe su experiencia: “Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir"

A más de doscientos años de su producción y a cien de su auge, quien sea adicto a las bebidas alcohólicas, debe acercarse a la Absenta con las debidas precauciones, pues su consumo ha sido motivo de fuertes polémica desde su aparición.