Entre ruidos y señales escribe Ricardo Martínez Martínez
El poder está cambiando. Vivimos en un mundo donde las expectativas crecen y las tecnologías amplifican tanto las esperanzas como los conflictos. En este contexto, los líderes enfrentan nuevos desafíos, y México no es la excepción.
En su informe de los primeros 100 días de gobierno, Claudia Sheinbaum delineó un plan para 2025 que busca convertir tensiones en oportunidades, consolidando su visión de un país más justo y equitativo.
Por ejemplo, las pensiones para adultos mayores aumentarán, beneficiando a 13.2 millones de personas, mientras que 5.6 millones de adolescentes en secundaria recibirán la beca Rita Cetina. Estas medidas, sumadas a una inversión social de 835 mil millones de pesos, prometen marcar una diferencia tangible en los hogares y reducir significativamente la desigualdad.
Uno de los pilares del plan es garantizar el bienestar universal. Los programas sociales, ahora convertidos en derechos constitucionales, están diseñados para impactar directamente en la economía familiar. Por ejemplo, una madre soltera podrá acceder a becas para que sus hijos sigan estudiando sin tener que sacrificar ingresos para cubrir, en teoría, gastos escolares. Adultos mayores, que antes dependían económicamente de familiares, contarán con ingresos garantizados, aliviando la carga en sus hogares. ¿Clientelares o no? Lo evidente es que estas políticas se reflejarán en el bolsillo de millones de habitantes.
La creación de nuevos campus y preparatorias abre oportunidades para comunidades marginadas. Un joven en la Sierra Norte de Puebla o en Oaxaca, que antes enfrentaba largas distancias para acceder a la educación superior, podrá estudiar cerca de su hogar, reduciendo costos y aumentando sus posibilidades de éxito.
La apuesta por proyectos como la ampliación ferroviaria busca impactar el día a día de la población, conectando comunidades y fomentando el desarrollo regional. Estas acciones reflejan una visión orientada a las necesidades y aspiraciones de las familias mexicanas, en medio de un panorama global que parece moverse a barlovento.
Aunque el mundo está más conectado que nunca, también enfrenta una desconexión entre gobiernos y ciudadanos. Sheinbaum busca cerrar esta brecha con políticas que priorizan a las personas, siguiendo el lema de "primero los pobres" como un continuum de la Cuarta Transformación.
El 2025 que avizora la presidenta incluye la propuesta de elección popular de jueces, una medida que podría transformar la percepción de la justicia en el país. Aunque esta idea busca generar confianza en las comunidades, también enfrenta críticas por su potencial de politizar el sistema judicial.
Asimismo, el enfoque en las mujeres indígenas destaca como un elemento central. Una artesana en Chiapas, por ejemplo, que lucha por proteger sus diseños tradicionales, podrá contar con programas específicos para defender su trabajo y generar ingresos dignos. Este compromiso con los derechos de los pueblos indígenas y la población afrodescendiente refuerza una visión inclusiva y transformadora.
Si bien las propuestas son ambiciosas, su implementación no está exenta de desafíos. En una sociedad hiperconectada, la brecha entre expectativas y realidad puede verse afectada por factores fuera del control de cualquier estadista. Donald Trump, por ejemplo, representa un desafío evidente en el horizonte. No olvidemos que el plan de AMLO enfrentó la pandemia, una crisis global que puso en jaque incluso a las naciones más preparadas.
Hay, además, un elemento que rara vez se menciona en los análisis porque no es modelizable ni calculable: la suerte o fortuna. Los grandes estadistas insisten en que la suerte no es solo producto del azar, sino algo que se busca y se encuentra.
Como señaló Maquiavelo, la fortuna puede compararse con los antiguos ríos que, al desbordarse, arrasan todo a su paso. Aunque inevitable en ciertos momentos, los hombres prudentes toman precauciones en tiempos de calma, construyendo diques y canales para mitigar su furia.
Así sucede con la fortuna: se manifiesta con todo su poder donde no hay virtud preparada para resistirla. Es allí donde su ímpetu encuentra menos oposición.
Como decían los romanos: alea iacta est —la suerte está echada.
@ricardommz07