Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado
Existe un lugar en Puebla en el que se tejen las historias mas truculentas y espeluznantes. En medio de la mancha urbana, ese espacio ha dado para escribir pasajes tan desafiantes para la comprensión humana como en enero de 2022 por el uso del cuerpo sin vida del bebé Tadeo, nacido en el Estado de México, llevado hasta un contenedor de basura, en el que paradójicamente, una persona buscaba residuos de comida, dominado por la hambruna que padecía.
Es el mismo sitio en el que hasta hace unos días y a unos metros una persona fue ejecutada a tiros, con una explicación igual de truculenta: era un custodio que supuestamente formaba pare de la estructura criminal dentro del Penal de San Miguel que merecía ser ejecutado, según la narrativa de un grupo delictivo que en el estado ha cobrado notoriedad como “la barredora”.
Aunque esa instalación carcelaria debía albergar a un poco mas de 2 mil reos, el número de internos se duplica, como ocurre en la mayoría de las cárceles en el territorio nacional.
La sobrepoblación ofrece un mercado cautivo para todo tipo de negocios ilícitos, desde la venta de cigarros, agua para el baño o galletas y refrescos, hasta la venta de droga, armas punzo cortantes y teléfonos móviles para los propósitos de quienes tienen posibilidades de pagar. En San Miguel todo tiene precio, hasta la vida.
Esas condiciones las palpó por ejemplo un perseguido político del extinto Rafael Moreno Valle, Francisco Castillo Sotomayor. Llevado al penal de San Miguel vivió pasajes de horror como cuando el sujeto que en 2015 presuntamente disolvió en ácido cinco cuerpos lo confrontó, ebrio y lleno de cocaína en ese pequeño feudo que era la celda que ocupaba como parte de los privilegios de los que gozaba por su temeridad y capacidad para corromper todo.
Es el sitio en que el vicealmirante Francisco Sánchez González, secretario de Seguridad en Puebla se ha resuelto meter orden con la designación de un director que como él mismo, venga de las Marina Armada de México.
La tarea no es fácil porque de suyo, la penitenciaría de cualquier parte del mundo suele albergar a la última escala de la sociedad, habitualmente compuesta de parias, indeseables; personas que vienen de entornos hostiles, familias rotas y quienes han perdido el sentido de vida por razones de diversa índole.
La práctica de la extorsión prevalece, aún en tiempos en que la cruzada contra la corrupción de la 4T avanza, salvo en ese valle de sombras rodeado de altos muros, barrotes y un férreo control dispuesto por la Dirección de Reclusorios para evitar escenas tan escalofriantes como las que ofreció el motín en un penal en Tuxpan en el norte de Veracruz, con un saldo de ocho reos muertos y una docena de heridos.
La marcha que un pequeño grupo de familiares protagonizó este martes cerca del penal en Puebla pone de relieve esa añeja costumbre de convertir en centro de negocios ilegales las cárceles. Una lona que se exhibió no dejaba lugar a dudas y debería dar inicio a la primera indagatoria: Ernesto Orea, Álvaro López y el “comandante Héctor”.
Hace apenas dos años, en marzo de 2024 que María del Rayo Mendoza Farfán, primera mujer en ser designada directora de San Miguel sufrió un atentado que la orilló de renunciar al cargo. La revisión de todos esos casos ofrece una aproximación al desafío que los responsables de la seguridad pública en el estado están por asumir.
@FerMaldonadoMX