Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado
Hubo dos momentos en los que Néstor Camarillo Medina, el expriista a partir de la tarde de lunes, estuvo a un instante de reunirse con la presidenta Claudia Sheinbaum. La primera fue como candidata a la Presidencia de México y él, abanderado a esa posición; la segunda, ya ambos en funciones, una en el Ejecutivo y el otro en la Cámara alta.
Un muy cercano operador de Sheinbaum hizo el tejido indispensable para que ese encuentro sucediera, pero en política, ya se sabe, 2 + 2 no siempre dan 4 y el cálculo arrojó un resultado diferente, solo entendible para los iniciados en el arte de la negociación de altos vuelos. Era Camarillo un activo de Alejandro Moreno Cárdenas desde antes y lo fue probablemente hasta que la víspera anunció su salida del partido en el que creció en la vida pública.
Lo era a grado tal que la segunda oportunidad de verse con la presidenta de México, Alito Moreno confirmó la hipótesis de ese encuentro, en el contexto de la discusión y aprobación de la reforma que dio como resultado la elección del Poder Judicial que en el Senado facilitó con su voto el veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez, vástago del cacique del estero, el exgobernador Yunes Linares.
No es difícil suponer que en el primer acercamiento pudo haber estado en la mesa la invitación a dejar el tricolor y contender por una posición del lado de la coalición Juntos Haremos Historia conformada por Morena-PT-Verde. Sin embargo esa teoría es improbable por que el priista decidió dejar pasar ese capítulo.
¿Quiénes sabían de la sustancia de ese encuentro insólito?
Ahí estaba la candidata presidencial en 2024; Omar García Harfuch y Sergio Salomón Céspedes. Ni más ni menos.
Justo horas antes del anuncio de la renuncia del Senador a la dirigencia del partido había sido objeto de análisis en la sala de controversias en Cade IN a través de la 96 FM entre los periodistas Luis Enrique Sánchez, Claudia Lemus, Enrique Núñez y el autor de esta Parabólica.
En el contexto general de la oposición en Puebla frente al partido en el gobierno y de cara al jefe político y gobernador Alejandro Armenta, que la semana previa había acusado en el PAN el origen de una campaña en contra del gobierno municipal, Camarillo marcó distancia de la conducta opositora.
Razones las tuvo porque de suyo se sabe que en la última alianza con Acción Nacional los priistas fueron vistos de soslayo y los acuerdos que llegaron a trabar se resquebrajaron por decisiones unilaterales, en desdoro de las candidaturas que ambos partidos habían tutelado con resultados que alcanzaron niveles de desastre.
Pero existe otra variable y es la mas inquietante desde la perspectiva priista: Desde hace años el Senador independiente ha mantenido líneas de comunicación con el gobernador Armenta, a quien reportó desde los tiempos en que ambos fueron correligionarios y ese vínculo se mantuvo intocado.
Solo el tiempo que está por venir dirá si el nuevo papel ciudadano -según sus palabras- se va a mantener o es apenas el paso previo para pasar a formar parte de las guardias pretorianas de la 4T como ya ha sucedido con otros tantos cuadros tricolores que decidieron quemar las naves a la llegada del nuevo puerto.
@FerMaldonadoMX