Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Sin que represente un rompimiento o signifique una división, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se refirió a su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, en una entrevista en el documental sobre su primer año de gobierno y dijo con total contundencia: “no somos la misma persona... Gobernamos de manera distinta”.
Con mucha cortesía y el respeto adecuado, la primera mujer jefa de Gobierno, de Estado y Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas Mexicanas escogió el aniversario de su gobierno para abordar el tema y dejar en claro, distinto de lo que pronosticaron los agoreros opositores del desastre, que es ella quien tiene la ruta y definiciones de la nación.
En el documental “Los primeros 365 días. La transformación avanza” se incluye la entrevista en el despacho central de Palacio Nacional y ahí, entre otros temas, aborda su relación con el tabasqueño, a quien ha reconocido –lo hizo nuevamente en el acto de informe en el Zócalo de la Ciudad de México, este domingo– como un mentor y fundador de la Cuarta Transformación (4T)
“No hay un rompimiento, como había en el pasado con los presidentes; no hay rompimiento por convicción, y además porque la gente no quiere; hay continuidad”, dijo sobre el tema.
En el audiovisual que produjo y dirigió Epigmenio Ibarra, es ella misma quien en la entrevista saca a cuenta su formación científica y su “obsesión”, en el más positivo de los sentidos, con los modelos matemáticos, que la llevan a tomar decisiones con base en mediciones de todo tiempo, como en seguridad, programas sociales, educativos y de salud, por poner ejemplos. Eso ya es una diferencia fundamental con Andrés Manuel.
“Yo me meto más, incluso que él, en los temas”, dijo al recordar el estilo de López Obrador de convocar constantemente al gabinete, para recibir información.
El documental, que es también una pieza exquisita de estética cinematográfica, viene a abordar este y otros asuntos al llegar al año, un tiempo más que propicio para que, con hechos comprobados, la presidenta recalque que hay diferencias esenciales en la actual administración y la anterior.
En el viejo régimen, los presidentes al llegar requerían de un conflicto directo o una discrepancia específica sobre algún tema o contra algún personaje de la administración anterior, para adquirir autoridad, para dar un golpe sobre la mesa, que les otorgara legitimidad política y moral plenas.
El rompimiento más recordado, sin duda, fue cuando Ernesto Zedillo Ponce de León metió a la cárcel a Raúl, el hermano del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Ahora las cosas han sido completamente distintas.
La presidenta Sheinbaum, por su alta votación, de casi 60 por ciento de los sufragios válidos en 2024; por la preparación académica más alta que haya tenido un mandatario, y por la fuerza de ser la primera mujer que conduce la nación, no ha tenido necesidad de buscar una legitimidad que, por todo lo anterior y muchas más cualidades, le sobra.
Pero, además, no hay realmente una sombra de Andrés Manuel que pueda eclipsarla y por eso también en su generosidad como persona, le da su lugar histórico e irrepetible:
“Andrés Manuel López Obrador fue, es y será siempre un ejemplo de honradez, de austeridad y de profundo amor al Pueblo de México.
“Nunca se rindió ante la presión, nunca se vendió a los poderosos, nunca se apartó de sus principios. Y escúchenlo bien: su Presidenta, tampoco lo hará, porque tenemos convicciones, tenemos principios”, dijo en su alocución ante unas 400 mil personas en el Zócalo de la capital del país, este domingo.
Claudia Sheinbaum no necesita romper con AMLO. Su firmeza, la contundencia de sus decisiones y su sello personal son suficientes, para que tenga su propio lugar en el hoy y después también en la historia.
@Alvaro_Rmz_V