La Editorial por Fernando Maldonado
Como empresario de medios, Ricardo Salinas Pliego dirigió la segunda más grande televisora de México como si se tratara de una tienda de electrodomésticos.
No es que sea indigno ofrecer en venta aparatos eléctricos de consumo popular, pero al operar señales de audio y video a través del espacio radioeléctrico en México y vender una licuadora existe una diferencia notable.
La información es un bien intangible que atiende derechos humanos como el de acceso a datos y hechos que deben ser tratados con respeto al más elemental del principio: la verdad.
Salinas Pliego está lejos de ser un personaje que base su conducta desde la ética o principios deontológicos porque no está en su naturaleza.
La lógica del personaje se mueve en función del interés económico, a costa de lo que sea… De lo que sea.
Este jueves recibirá el más duro golpe jurídico en la Corte que lo obligará a pagar los adeudos al fisco. En los hechos, debe verse como un acto de justicia y un freno a los excesos de un hombre con un ego descomunal.