Tres apuntes de Tabasco

Tres apuntes de Tabasco
Alejandro Páez Varela
La columna de Alejandro Páez Varela

La editorial escribe Jesús Olmos

Apunte 1

¿De dónde sale tanto dinero?

La última vez que hablé de Adán Augusto López Hernández me costó un acoso que duró semanas. Ataques por todos lados, en todas las redes. Bloquear, bloquear, bloquear. No verlos. Entrecerrar los ojos para ver borroso y aguantar. Esa fue mi estrategia. La edad me da ciertas ventajas y una de ellas es que lo podrido podrá simularse por un rato pero al final, las moscas lo delatan. Me atreví a preguntar de dónde vino el grotesco financiamiento del exsecretario de Gobernación; quién le pagó la campaña que todos vimos, en todas partes. Con eso bastó. Lo lamento porque el acoso alcanzó a mis compañeros. Estuvo rudo.

La pregunta ni siquiera era mía, o no del todo. Venía desde los núcleos mismos de la 4T. Dentro del equipo de Marcelo Ebrard se preguntaban de dónde salía el dinero de Adán Augusto para tapizar el país de espectaculares; para pagarse cobertura en redes las 24 horas del día; para financiarse una grosera guerra sucia en Facebook que alcanzó hasta a la compañera del entonces Presidente López Obrador. Lo publiqué. Los datos me los hicieron llegar desde adentro del mismo movimiento.

Algunos decían que Adán Augusto “distraía a los demás para que ganara la favorita”, es decir, Claudia Sheinbaum. Nunca lo creí así. Adán Augusto trabajaba sólo para Adán Augusto, para nadie más. Después quedó en claro, porque incluso dentro del equipo de campaña de la ahora Presidenta me hacían ver lo mismo. Yo les preguntaba insistentemente de dónde venía el dinero de Adán Augusto y algunos me decían que de Chiapas, otros que de Veracruz, los más que de Tabasco. Varios me dijeron que de los tres estados llegaba el dinero.

Era tan notorio el despilfarro que los precandidatos estaban realmente molestos. Gerardo Fernández Noroña incluso nos lo dijo en entrevista. Lo cuestionó abiertamente. Era una campaña presidencial dentro de la precampaña del partido oficial. Inició cuando el tabasqueño estaba en la Secretaría de Gobernación y se siguió, con ese ritmo, hasta días antes de que se revelara el resultado de las encuestas internas. Adán Augusto se fue a un cuarto lugar, por debajo del mismo Fernandez Noroña, quien hizo lo que AMLO dijo que hicieran: ir de casa en casa, con un morral y volantes. Noroña ni volantes traía. Con eso le ganó.

Los que me dijeron que el dinero llegaba desde Chiapas me comentaron que los dispersores del efectivo fueron cambiando. Me aseguraron que una red amplia se benefició del dispendio y que algunas cantidades las entregaba un empresario que hoy es Diputado de Morena y otras directamente familia o familia política de López Hernández.

Eso me lo dijeron durante la campaña. Luego me dijeron más. Porque hay mucho más. Me detallaron, por ejemplo, de algunos personajes medianos y menores que recibían dinero y luego lo regaban entre otros. Me dieron montos aproximados. Me hablaron de autos blindados, departamentos, guaruras, granjas de bots, intercambio de favores. De supuestos periodistas comprados. De Rutilio Escandón. De una hermana, dos hermanas de Adán Augusto.

Pero la pregunta clave, la pregunta que sigue sin responderse, es: ¿De dónde sale tanto dinero? ¿Cómo se financió el dispendio de cientos de millones de pesos de un abogado con intenciones políticas?

Apunte 2

En tierra como en el mar

Hace algunos años pero no tantos, alguien de sus confianzas informó a López Obrador sobre decenas de vagones cisterna detenidos en la frontera, esperando cruzar a Estados Unidos. Millones de litros de combustible, listos para irse al otro lado. Era huachicol. Eran gasolinas y petróleo robados a México. Un militar resguardaba ese cruce fronterizo y los vagones privados de tren hacían una larga cola en una espuela de aduanas.

La persona que le informó al Presidente le dijo que aquello era un verdadero polvorín no sólo porque el hidrocarburo estaba hirviendo bajo el sol, sino porque había varios grupos, civiles, militares y servidores públicos, encargados de no dejar que se les perdiera esa carga. Era “su carga”.

El impasse se resolvió con la intervención directa de la Secretaría de la Defensa, de la Secretaría de la Marina y de menos cinco secretarías de Estado más. La tensión en ese puerto de Tamaulipas fue tal que se seguía en tiempo real el desarrollo de los eventos: motociclistas con armados llegaron, tomaron nota y se fueron; bajó un helicóptero, o dos. Drones sobrevolaron la zona. Como suele suceder, varios servidores públicos de alto nivel no contestaban llamadas durante las horas criticas. De no creerse. Pero se resolvió para bien.

Otra fuente me confirmó que esa ruta de combustible robado ha sido usada durante años. Inicia en alta mar, cruza una parte del Golfo de México por tierra, y termina en refinerías en Estados Unidos, donde el hidrocarburo se lava y se regresa a México para su distribución. Se lava, como el dinero. Si es crudo, se convierte en gasolinas y otros derivados; si es gasolina se reetiqueta y listo. Regresa al país.

Es un robo fino, de miles de millones de dólares donde el único que pierde es el que siempre pierde: la gente. Es dinero que no entra a las arcas públicas y ya.

El Cártel de Tamaulipas fue pionero en el robo de combustibles en tierra y en alta mar. Luego fueron Los Zetas y después entró el Cártel Jalisco Nueva Generación. Luego sumó a un socio local: "La Barredora", fundado por el exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, de acuerdo con toda la evidencia filtrada aquí y allá. Hay documentos oficiales, de autoridades federales.

Bermúdez Requena está prófugo de la justicia. Alguien se atrevió a publicar en estos días que ya lo mataron, en algún país del Cono Sur. No se ha confirmado. Ojalá no, porque el sujeto vale oro para quien sepa pulirlo. Cosa de ofrecerle un acuerdo. Lo dudo que suceda.

Desde la perspectiva de varios que tuvieron contacto con él y algunos, muy contados, que lo encumbraron y lo llevaron a la 4T, al Gobierno de Tabasco y a Morena, lo mejor sería que nunca se sepa nada de él. Nada. Nunca. Cero. Y esa es la especialidad del principal archivador de casos en México: el Fiscal Alejandro Gertz Manero.

Cuando Genaro García Luna fue detenido en Estados Unidos, muchos dijimos que era imposible que Felipe Calderón no conociera sus actividades criminales. Imposible. Sobre todo porque fue advertido por muchas personas, algunas de primer nivel. El General Tomás Ángeles Dauahare nos dijo en entrevista que él mismo se lo advirtió al entonces Presidente (espurio) y el entonces Presidente (espurio) operó para meterlo a él, al General, a la cárcel. No a su brazo derecho.

El caso Bermúdez Requena es muy parecido. Hay que cambiar nombres y aplicar el mismo razonamiento porque es exactamente lo mismo. La Secretaría de Seguridad es un puesto de mucha confianza como para que Adán Augusto no supiera lo que hacía el otro y si no sabía, entonces para qué aspira a cargos público si no puede ver lo que está en sus narices, como dice el clásico.

Ahora, habrá muchos, muchos, muchos a los que les encantará contaminar este caso con planteamientos políticos, como tratar de vincular esto con López Obrador. Es una burrada hacerlo. No creo que el Presidente supiera algo de Bermúdez Requena. No estaba en su ámbito. Pero el exgobernador López Hernández sí estaba obligado a saberlo, al menos debió sospecharlo.

No sé cómo resolverá la Presidenta este entuerto pero me parece que no debería arriesgar capital político y monedas para negociar con Washington. Que no le reclamen nada. Menos este caso que es muy menor para lo que significan los intereses de una Nación, nuestra Nación.

Apunte 3

Un momento ideal

El actual régimen, que nace en 2018 con el triunfo de la izquierda, se creó en resistencia y viene de la resistencia. López Obrador veía los problemas venir e intentaba adelantarse y atajarlos. Si sentía que un señalamiento venía de la mala leche o del prejuicio, se le volvía obsesión señalarlo. La resistencia contra los poderes de facto lo forjó así. Gente murió durante décadas de resistencia. El régimen opresor se robó elecciones; hubo imposiciones y campañas diseñadas desde el poder para difamar y para destruir cualquier iniciativa a favor de los de abajo. Hubo campañas contra él, contra AMLO en lo personal; contra su familia. Vivía sobre la sartén caliente.

La resistencia fue, también, resistencia a la crítica. Se entiende. Si tienes al 99 por ciento de la prensa pensando a diario por dónde joderte, se te desarrolla una concha dura. Eso tuvo consecuencias. La concha rechazó piedras, lodo, fuego, vómito, odio, de todo, pero también resistió a la poca crítica de buena fe. La nube de mentiras y ataques sin fundamento predispusieron a López Obrador. Y entre tantos dardos con lumbre que atajó con la concha dura, se llevó señalamiento que le habrían servido para mejorar su desempeño.

Siento que la Presidenta Sheinbaum no está en las mismas condiciones. No tiene a todos los poderes en contra, como AMLO los tuvo. Buena parte de la prensa la ataca con virulencia, sobre todo los medios ya muy definidos de derechas, pero no todos. Gobierna con niveles de aceptación cercanos al 80 por cierto, inéditos, en parte por el trabajo que se hizo en la Presidencia antes de que llegara y en parte por su trabajo: ha sabido enamorar a sectores poderosos al tiempo que tiene un manejo con Washington que ya quisieran Gran Bretaña, Canadá, incluso Rusia o China. Tiene mucho control de las variables por ella misma, pero también porque el expresidente impulsó cambios estructurales.

Ella heredó compromisos de AMLO, como designar en carteras importantes a los precandidatos presidenciales. También heredó los compromisos que ella hizo en la campaña. Y si tenía que pagar algo, ya pagó o ya hizo abonos bastante fuertes.

Es decir: nunca hay “un momento ideal”, pero si ese momento existiera, es ahora mismo.

Es claro que Adán Augusto era un compromiso heredado. Y luego él mismo hizo intentos para hacerse sentir útil, como los acuerdos (bastante cuestionables) (guácala, los Yunes) para el arranque del nuevo Senado. Pero eso ya está saldado. Me parece que llegó el momento político en el que la Presidenta suelta amarras que tomó de AMLO. No todas, pero sí algunas. Y una de ellas, creo, es Adán Augusto.

López Hernández es un lastre incluso en la relación con Estados Unidos. Es un peligro. No creo que sea buena idea sacrificarlo; que lo detengan al estilo Carlos Salinas. Al contrario: a ella le hará verse fuerte si él simplemente se separa para preparar su defensa. Es decir, la Presidenta debe dejarlo ir.

Él, Adán Augusto, buscará quedarse y es natural. Son muchos intereses. Tiene las manos metidas en todas partes. Esta trabajando en gubernaturas, diputaciones, alcaldías por todo México. También en magistraturas, juzgados y hasta rectorías. Hay muchos compromisos asumidos y mucha gente que depende de él seguramente le dirá que retirarse no es opción. Pero sí es opción, aunque no necesariamente es su opción.

Quizás sea hoy cuando la Presidenta puede tomar la decisión sin mucho costo político. Sin que duela demasiado. Que se vea natural. Orillarlo al retiro. Se verá como un buen acuerdo. Son muchas las dudas y muchos los escándalos. No se qué pase y nunca hay “un momento ideal”, pero me atrevo a decir que si ese momento existiera, es ahora mismo.