Jorge A. Rodríguez y Morgado
“La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?”
Proverbio chino
Desde la más remota antigüedad el ser humano ha tratado de establecer normas escritas buscando regular la vida social, proteger a los débiles y sentar las bases de un sistema legal unificado. Ejemplo de ello, es el Código de Hammurabi, texto que contiene un conjunto de leyes de las más antiguas y completas de la historia, compilado por el rey babilonio Hammurabi alrededor del 1700 a.C. y que establecía 282 leyes grabadas en una estela de basalto. Este Código se rige por la ley del talión: "ojo por ojo, diente por diente”.
Otro documento que contiene reglas y códigos de conducta que debían ser aplicados por los individuos y la sociedad es el denominado “Leyes de Manu”, del siglo III a.C., se considera un texto revelado por los dioses. En la mitología hinduista, Manu es el nombre del primer ser humano, el primer rey que reinó sobre la Tierra, y que fue salvado del diluvio universal. En sánscrito, manu proviene de manas: mente, y significaría “pensante, sabio, inteligente”.
Desde un punto de vista espiritual, hay principios universales que son verdades absolutas que rigen el funcionamiento de la realidad (hechos) y el universo (leyes). Estos principios (Mentalismo, Correspondencia, Vibración, Polaridad, Ritmo, Causa y Efecto, Generación) se aplican a todo, desde las cosas más pequeñas hasta las más grandes y son inmutables e inalterables obteniendo de estos principios las leyes que son aplicables a todas las cosas.
En la actualidad hay hechos irrefutables que, a partir de un proverbio, sentencia, adagio o refrán, se pronuncia para transmitir sabiduría, expresando una verdad o enseñanza moral, a menudo de origen popular o bíblico. Estos dichos, se han transformado en las “leyes más famosas del mundo”, aunque no escritas, se cumplen con una asombrosa exactitud.
Un proverbio, sentencia, adagio o refrán es una frase corta y fija que expresa una verdad común o un principio moral basado en la experiencia humana, con el objetivo de enseñar una lección o dar un consejo de manera memorable, se transmiten de generación en generación y existen en diversas culturas y lenguas.
Las leyes más famosas del mundo, son principios empíricos o adagios populares, no leyes jurídicas, y suelen incluir situaciones que tienen una altísima probabilidad de que ocurran.
Entre algunas de las leyes más famosas de carácter universal y práctico están: La Ley de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá mal". Todo lo que temes que suceda, es más probable que ocurra. Ley de Pareto: El 80% de los resultados provienen del 20% de los esfuerzos. Ley de Parkinson: La tarea se expandirá hasta ocupar todo el tiempo disponible. Si te das una semana para completar una tarea, tardaras una semana. Las limitaciones fomentan la creatividad. Ley de Hick: Cuantas más opciones tiene una persona, más tarda en decidir. La simplicidad impulsa el progreso. Ley de Kidlin: Si escribes un problema claramente de manera específica, has resuelto la mitad del problema. Navaja de Ockham: La solución más simple suele ser la más correcta. La complejidad genera confusión. Ley de Gilbert: “Aduéñate del resultado, no de la excusa”
Otras leyes famosas: Ley de Falkland: Si no tienes que tomar una decisión, no la tomes. Ley de Wilson: Si priorizas el conocimiento y la inteligencia, el dinero vendrá. Primera Ley de Newton: Un objeto en movimiento permanece en movimiento y un objeto en reposo permanece en reposo, a menos que una fuerza externa actúe sobre él.
Existen, además, “leyes muy comunes” que, aunque no son verdades científicas, se cumplen las suficientes veces como para considerarlas útiles y aportan un toque de sabiduría a nuestra existencia y a nuestros diálogos triviales como: la Ley de Twyman: cuanto más notables y vistosos resultan unos datos, más probable es que estén equivocados. Regla de la privación relativa: Nos quejamos de algo, con razón, y nos dicen que peor sería tener una enfermedad incurable o, ahora mismo, vivir en un lugar en donde hay guerra. Principio de Shirky: las instituciones siempre tratarán de preservar el problema para el que se presentan como la solución. Efecto Proteo: En los espacios virtuales, las personas nos acabamos volviendo como nuestros avatares. Paradoja de Fredkin: Cuanto más similares parecen dos opciones entre las que tienes que elegir, por mucho que importe menos la decisión que se vaya a tomar, resultará más complicado apostar por una.
Así mismo, Ley de Cunningham: la mejor manera de obtener la respuesta correcta en internet no es plantear la pregunta, sino publicar una respuesta que sepamos incorrecta, ya que las personas estamos más interesadas en corregir que en ayudar. Efecto Ben Franklin: Si consigues que alguien a quien caes mal te haga un favor, empezarás a caerle bien. Protocolo de Fisher: Para evitar ataques nucleares, habría que implantar los códigos de lanzamiento en un voluntario, de modo que, para lanzar una ofensiva, el presidente de turno tuviese que matar personalmente a ese pobre depositario y experimentase así las implicaciones desagradables de su decisión. Ley de la saturación de idiotez: las personas que con más frecuencia publican en las redes son las que menos piensan. Teoría de la devaluación reactiva: Es el juzgar al mensaje por el mensajero de toda la vida.
Estas “leyes”, amable lector, son principios populares que se aplican a la vida diaria. Sirven para reflexionar y dar un enfoque más práctico a la resolución de problemas y la toma de decisiones. Prestemos atención a ellas y seguro nuestra vida cambiará.