El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal
A lo largo de la historia del olimpismo varias mujeres han impactado en los Juegos Olímpicos y en el deporte internacional, luego de su lucha por participar desde el momento que inició la era moderna hasta Ámsterdam 1928 cuando Elizabeth Robinson de Estados Unidos se convirtió en la primera campeona olímpica en la prueba reina del atletismo, los cien metros, mientras que la alemana Lina Radke se coronó en los ochocientos con zapatos diseñados por los hermanos Dassler, la canadiense Ethel Catherwood en salto de altura, la polaca Halina Konopacka en lanzamiento de disco y las canadienses se coronaron en el 4x100 hasta el momento en que Julien Alfred le dio a Santa Lucía su primera presea con el oro en los cien metros de París 2024, muchas historias se han escrito y algunas son dignas de contarse una y otra vez.
Nawal El Moutawakel, nacida en Casablanca, Marruecos en 1962, fue la primera mujer africana y árabe en ganar un oro olímpico; sucedió en los 400 metros con vallas de Los Ángeles 84. Ella relata que en edad temprana jugó futbol con sus hermanos y que poco a poco se fue acercando al atletismo, prácticamente recorriendo todas las pruebas, sin que alguna la llenara, hasta que llegó a la velocidad; ya entrenaba para desarrollarse en ese tipo de pruebas cuando sus entrenadores le informaron que se iban a enfocar en los 400 metros con vallas ya que en Los Ángeles sería la primera ocasión que se realizarían, cuando en los varones había antecedentes desde París 1900. Esa prueba le cambió la vida porque le permitió ganar una beca para ir a estudiar a Estados Unidos, al principio su padre no quería dejarla ir, pero al fin accedió porque era la manera de acercarse al sueño deportivo de su hija.
Llegó a Iowa que tiene temperaturas muy frías, con presencia de nieve, sin hablar inglés sólo árabe y francés, lo cual era todo un reto para una joven marroquí. A la semana de haberse instalado en enero de 1984, su padre falleció, ella quería regresar, pero sus entrenadores viendo lo comprometida que estaba, las marcas que ya generaba, a la par de su desempeño en los estudios, hablaron con ella para que no abandonara la universidad. El Moutawakel cuenta que uno de sus entrenadores, Pat Moynihan, era judío, y el otro, Ron Renko, cristiano. “Tres religiones, tres personas unidas, fuertes en total solidaridad. Confié en ellos, entrené duro, muy, muy duro. Todos los días, sobre la nieve, y gané el Campeonato Universitario, la NCAA”. Al llegar a los Juegos Olímpicos había otras favoritas como la estadounidense Judy Brown, la oriunda de la India, PT Usha, la rumana Christieana Cojocaru, pero otra vez la figura de sus entrenadores resultó clave.
Ellos le hicieron ver que en las rondas preliminares se veía muy fuerte y con mucha energía, mientras que sus rivales se notaban cansadas, en la noche previa la hicieron subirse en una silla como si estuviera en el pódium y la obligaron a escuchar el himno de Marruecos para que se viera como campeona. Ya en la competencia, la africana de veintidós años llegó en primer lugar con un registro de 54 segundos, 61 centésimas, superando por seis centésimas a Judy Brown de Estados Unidos quien se quedó con la plata y la rumana Christieana Cojocaru se quedó con el bronce con 55.410, mientras que PT Usha se fue sin premio por sólo diez centésimas más. “Esos 54 segundos cambiaron totalmente mi vida. No sabía ni cómo hablar con los medios de comunicación. Me llevaron a una sala, me subieron a un escenario y me empezaron a preguntar. Y yo solo dije que estaba feliz y que no tenía nada más que decir porque no estaba preparada mentalmente”, dijo muchos años más tarde ya en una labor de embajadora de los Premios Laureus, luego de que fue parte del Comité Olímpico Internacional e incluso Presidenta de la Comisión de Evaluación para elegir la sede de los Juegos Olímpicos de 2016 que finalmente fue Río.
Cabe señalar que desde Los Ángeles 84 hasta París 2024 catorce países han conseguido alguna presea, pero no fue hasta Tokio 2020 y París 2024 que se escribió el primer bicampeonato con la estadounidense Sydney McLaughlin quien además en Saint Denis impuso la nueva marca mundial con 50 segundos y 37 centésimas, lo que representa cuatro segundos más rápido con respecto a la marroquí. Fue la prueba donde se esperaba el gran duelo con la neerlandesa Femke Bol, pero McLaughlin no dio oportunidad e incluso Bol sólo pudo rescatar el bronce ya que otra estadounidense, Ana Cockrell se quedó con la plata.
Otra campeona olímpica, en este caso estadounidense, tuvo que luchar no sólo por participar, sino por tener el reconocimiento que se merecía en su propio país. Nacida en Albany, en el estado de Nueva York, Alice Coachman se coronó en el salto de altura de Londres 48 que era la primera vez que se celebraba; Wembley fue el escenario en donde el 7 de agosto se dio un gran duelo entre la afroamericana, la británica Dorothy Tyler y la francesa Micheline Ostermeyer, fue precisamente la competidora gala la primera en quedar fuera con una altura de 1.64, Coachman y Tyler tuvieron fallos en 1.66, pero pudieron superar esa altura y llegaron hasta el 1.68, con un mayor número de faltas de la británica por lo que Coachman se quedó con la presea dorada convirtiéndose en la primera atleta afroamericana en ganar una presea dorada en cualquier deporte. Al regresar a Estados Unidos, Coachman fue objeto de un recibimiento que incluyó un largo desfile desde Atlanta hasta Albany de unos trescientos kilómetros, sin embargo, en el acto protocolario las autoridades blancas estaban en un escenario distinto y ni siquiera le dieron la mano.
Alice Coachman nació el 9 de noviembre de 1923, fue la quinta de diez hijos, estudió y se acercó al atletismo en escuelas exclusivas para afroamericanos lo que habla de la segregación imperante ya que no había posibilidad de mezclarse con los blancos; sin embargo, su capacidad le valió obtener una beca para proseguir sus estudios en Tuskegee, Alabama donde estudió confección y luego economía en el Albany State College. Logró diez campeonatos nacionales y sólo la II Guerra Mundial la frenó ya que los Juegos de 1940 y 1944 fueron cancelados. Al retirarse, fue profesora, se casó dos veces, tuvo dos hijos y fundó la Alice Coachman Track and Field Foundation para ayudar atletas con poco dinero. Fue hasta 1975 cuando ingresó al Salón de la Fama del atletismo, aunque eso sí en 1996 en el marco de los Juegos fue una de las últimas relevistas de la antorcha, en 2004 también ingresó al Salón de la Fama del olimpismo de Estados Unidos, falleció en 2014.
Latinoamérica también tiene a sus pioneras, la argentina Jeannette Campbell, con una historia de vida digna de película ya que nació en Francia, de padre escocés y madre argentina, en un viaje a Francia nació el 8 de marzo de 1916, a los dos años sus padres decidieron abandonar una Europa devastada por la I Guerra Mundial y emigraron en barco a Argentina, pero justamente en el barco que viajaban hubo un brote de la llamada gripe española y aunque la familia no fue afectada, murieron cuarenta personas. Una vez instalada en el país sudamericano, Jeannette se desarrolló en la natación, a los veinte años compitió en Berlín 36 donde obtuvo la plata en los cien metros libres con tiempo de un minuto, seis segundos y ocho décimas, el oro fue para la neerlandesa Ríe Mastenbroek con un minuto, seis segundos y 41 centésimas, mientras que el bronce fue para la local Gisela Arendt con 1:07.3.
Pilar Roldán es la primera mujer mexicana en ganar una presea olímpica, ella ya había participado en Melboure 56 y Roma 60 donde se metió en los primeros ocho lugares, quedó fuera de Tokio 64 por una determinación administrativa sin sentido, llegó a México 68 para dejar su huella en la esgrima, disciplina en la que se había especializado tras leer la obra de Alejandro Dumas, “Los tres mosqueteros”, rompiendo la tradición familiar ya que sus padres habían sido tenistas y don Ángel incluso fue Presidente de la Federación Mexicana de Tenis. En su casa tuvo una primera ronda destacada con cuatro victorias y un descalabro, hubo una segunda ronda de round robin donde tuvo marca de 3-2 lo que le valió clasificar en segundo puesto de su sector a la ronda final donde derrotas con la soviética Elena Novikova y la húngara Ildiko Ukljary parecían cerrarle el camino a las medallas, sin embargo, se repuso para vencer a otra soviética, Galina Gorokhova y a la francesa Brigitte Gapais, ganándose la posibilidad de disputar un metal frente a la sueca Kerstin Palme, en un combate muy cerrado, la mexicana lo definió con un toque contragolpeando el ataque de su rival y así cerró con tres triunfos y dos descalabros igualando con la húngara Uljary. La soviética Novikova se escapó con el oro, pero Roldán acabó con diecisiete toques a favor por catorce en contra, mientras que Uljary tuvo 14-16 con lo que la plata fue para la mexicana y el bronce para la magyar. De esa manera, Roldán Tapia se convirtió en la primera mujer mexicana en subirse a un pódium olímpico.
María Caridad Colón Ruenas de Cuba se coronó campeona olímpica con récord olímpico en lanzamiento de jabalina en Moscú 80 con un registro de 68.40 metros para convertirse en la primera campeona olímpica latinoamericana en esa prueba, mientras que recientemente en París 2024, la brasileña Rebeca Andrade se convirtió en la primera latinoamericana en ganar una medalla en el all around de la gimnasia artística. A nivel general, la soviética Lyudmila Bragina fue la primera medallista de oro en los 1500 metros del atletismo en Múnich 72, prueba en la que por primera vez se registró una tricampeona consecutiva con la keniata Faith Kipyegon entre Río 2016 y París 2024, quien para festejarlo impuso récord olímpico en la capital francesa, antes de ella Tatiana Kazankina había logrado un bicampeonato en Montreal 76 y Moscú 80.
Todas ellas son mujeres sobresalientes, pioneras dentro del olimpismo, todas ellas tuvieron que luchar mucho para dejar su marca, por eso hoy en la víspera de la conmemoración del día internacional de la mujer, es necesario hablar de ellas, de su legado y de la forma en la que lucharon para que, por ejemplo, el maratón femenil tuviera en París 2024 el honor de cerrar las competencias con la gran victoria de Sifan Hassan, la neerlandesa que cerró con mucha fuerza para recibir la medalla de oro en la ceremonia de clausura, algo que nunca había sucedido y que, sin duda, demuestra los avances que se han tenido en el mundo del deporte para reconocer a las mujeres, para darles un lugar que muchas veces se les negó y, que gracias a su tesón, hoy han ganado más espacios aunque a nivel deportivo, organizativo y social todavía hay mucho camino por recorrer para valorar y proteger al deporte femenil.