La editorial escribe Jesús Olmos
Los negocios suelen ser fríos, no miden el tamaño de sus responsabilidades históricas o del patrimonio que está en juego, como en el caso de la Lucha Libre mexicana y lo ocurrido este fin de semana.
El más grande evento de lucha de una de las empresas mexicanas más reconocidas en el plano luchístico se llevó a cabo, la Triplemanía de la empresa AAA.
El evento buscó “honrar un legado mientras forjamos el futuro”, pero al mismo tiempo se sintió como un intento por imponer una idea que ya fue comprada por estadunidenses en el patrimonio nacional.
Y es que la lucha libre está tan arraigada en México, como lo pudiera estar en Japón, que forma parte de una identidad de nación, una idea que no tiene ningún valor comercial, excepto cuando eres el que negocia el producto y ves solo por tus intereses, sin entender lo que en realidad manejas.
@Olmosarcos_