Jared, el censor que nadie vio

Jared, el censor que nadie vio
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado

La tentación autoritaria y de censura ha estado siempre en el aparato y el poder público. La discusión que alcanzó hasta esta semana con la reforma al artículo 480 del Código Penal para castigar a usuarios de redes por discriminación, acoso y asedio no va a resolver el fondo de lo verdaderamente notable.

Evidentemente e indispensable diferenciar a quienes detrás de cuentas de redes sociales acosasen, hostigan o denigran a otras personas con condiciones de vulnerabilidad como niñas, niños o mujeres y quienes desde el periodismo exhiben excesos de poder e ilegalidades.

Lo primero no es periodismo sino un conjunto de patologías que existen en segmentos de la sociedad producto de anormalidades derivadas de conductas anómalas; los otros quienes se rigen con ciertos códigos de conducta que obligan al rigor y la exhaustividad para echar luz sobre hechos y conductas indebidas en personajes que viven del erario o la función pública o política.

Y no se resolverá de fondo porque nuca dejará de existir ese personaje que dolido por la publicación de cierta información comprometedora recurrirá al desquite y la venganza desde su ínsula de poder. El ego exacerbado y la mala entraña son los peores consejeros.

En 2023, un conjunto de medios de comunicación, estuvieron justo en esa condición. Los colocó en el blanco de sus alegatos un magistrado en retiro, Jated Albino Soriano Hernández, un hombre que encumbró en el aparato de impartición de justicia aún a contracorriente de una conducta personal condenable y una evidente proclividad a pactar con el poder.

Maestro del engaño y de la triquiñuela, decidió poner en el paredón a Parabolica.MX, ambasmanos.mx, MTP Noticias e Hipócrita Lector fueron emplazados en ese entonces a revelar si detrás de la publicación de una presunta conversación filtrada a la red social Tik Tok había habido pago de dinero.

Cita en su alegato que las publicaciones en esos medios sobre una supuesta conversación con quien era juzgado por presuntos diversos delitos, Eukid Castañón, hombre fuerte del morenovallismo “derivan de una relación contractual con el Gobierno del Estado de Puebla, lo cual se interpreta como una consigna por encargo para vulnerar mis derechos humanos y presunción de inocencia”.

Fue todo un exceso de poder llevar a atestiguar frente a un agente del Ministerio Público por la divulgación de una información de interés periodístico pues se trataba de dos personajes que habían estado bajo el escrutinio, uno como figura dominante en el aparato de Justicia y el otro como miembro conspicuo de un grupo político a cuya cabeza estaba quien aspiraba a ser candidato del PAN a la Presidencia de México.

Nadie de quienes hace semanas se han rasgado las vestiduras por las reformas planteadas en el Legislativo vieron en ese personaje oscuro en el  Poder Judicial de perseguir, aniquilar y encarcelar a los medios de comunicación referidos.

Esa conducta se explica sólo a la luz de una conducta convenenciera, arribista y con una doble moral. No buscan la defensa de la libertad de expresión sino alimentar una agenda política particular por intereses de grupo.

 

@FerMaldonadoMX