Lunes, 20 Noviembre 2023 21:47

Como los perros…

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 Machomenos escribe Israel León O’Farrill

Palabras clave: Anticonceptivo, condón, vasectomía, virilidad, sexualidad, responsabilidad. 

Hace mucho, cuando era niño, la constructora de la colonia donde vivía en la Ciudad de México tenía a un chofer que cumplía el estereotipo del macho mexicano: “cogelón” e irresponsable. El angelito seducía a cuanta fémina empleada doméstica existía en el lugar y era responsable, al menos en esa colonia, de numerosos embarazos no deseados. Cumplía al pie de la letra lo que decía mi abuelita sobre los hombres: “los hombres son como los perros: nomás echan la meada y se largan”. 

En efecto, el interfecto nunca se hacía responsable de los embarazos. Pero eso sí, en su cabezota -y en la de muchos machirrines que existen todavía-, él era todo un hombre pues había esparcido su semilla a todos los confines del universo. ¡Bien campeón! Bien, pero bien irresponsable y nefasto. No sólo diseminaba su semilla, sino seguramente cuanta infección de transmisión sexual tuviera en su “enhuitlacochado” -hongueado, pues- miembro viril. 

Una buena parte del problema se hubiera resuelto en ese momento si se hubiera puesto un condón que tiene una efectividad del 99% y que es una barrera considerable para prevenir infecciones. Ya evitar romper corazones y hasta tener conflictos con otros machos, bueno, eso no hubiera ocurrido. Pero seguramente este pelmazo era de los que opinaban -y todavía lo hacen- que hacerlo con condón es como “comerse un mango con guantes”. ¡Vaya afirmación más soez, por no decir retrógrada! 

El meollo del asunto aquí es que, para muchos, su capacidad de seducir, encamar y embarazar mujeres al por mayor, es proporcional a su hombría. Mientras más mujeres en su haber, más hombre y si todas tienen hijos, qué mejor pues se es doblemente hombre. E inclusive, suponiendo que el varón no está buscando otras mujeres, siempre querrá tener más y más hijos con su esposa porque de esa manera demuestra ante la sociedad -y la iglesia de su devoción- que no sólo es capaz sexualmente de tenerlos, sino de mantenerlos, cosa que rara vez sucede. 

El asunto en principio tiene que ver con la planificación y con la prevención de embarazos no deseados y de transmisión de infecciones, pero va mucho más allá.

Recientemente he visto varias notas que hablan de que ya existe la inyección anticonceptiva para hombres y de que se desarrollan estudios para producir la pastilla para hombres. El asunto es que ninguna de las dos ha llegado al mercado. 

Según un reportaje publicado en 2021 en el portal de BBC Mundo, es “necesario ir más allá de la falta de interés de las grandes farmacéuticas por apoyar las investigaciones y la complejidad biológica de la fertilidad masculina, para desarrollar una píldora eficaz para hombres. (…) Para la doctora Lisa Campo-Engelstein, directora del Instituto de Bioética y Humanidades de la Salud de la Universidad de Texas y experta en el estudio del futuro de la salud reproductiva, que no haya una píldora anticonceptiva no se debe a que la ciencia no lo haya podido lograr. ‘Es claro que la pastilla anticonceptiva masculina no existe no por un tema científico, sino por un tema de género, de normas sociales. Se le puso ese trabajo exclusivamente a la mujer’”. 

Y sí, aparentemente la carga de la anticoncepción y la prevención se les ha legado a las mujeres. Ellas han se ser responsables de llevar el ritmo o de tomarse la pastilla o de colocarse el chip o el diu o cuanta cosa existe para ellas, que es mucho. El hombre, en esencia, ha de regocijarse y se acabó. De hecho, una de las razones clínicas por las que no se ha avanzado en la píldora masculina, es por los efectos secundarios: la inyección de testosterona y prostágenosprodujo en los sujetos de prueba granos en la piel, cambios en el estado de ánimo y aumento en la lívido, efectos nada parecidos a los muchos más que producen las pastillas en el cuerpo femenino que, según el reportaje, incluyen “ansiedad, aumento de peso, náuseas, dolores de cabeza, reducción de la libido y coágulos sanguíneos”. Como de costumbre, los varones protegiéndose entre ellos, no sea que se les llene de granos la carita y que se vuelvan más cogelones…

Hay otro método, muy simple y reversible: la vasectomía. Y no se lleva a cabo en nuestro país con la frecuencia que se esperaría en pleno siglo XXI por cuestiones sociales. Según un reportaje publicado en la Gaceta de la UNAM en noviembre de este año, en “México, el 53.4 % de las mexicanas de entre 15 y 49 años usa algún método contraceptivo. De ese universo, el 48.5 % emplea la OTB, el 29.3 % eligió los anticonceptivos no hormonales (preservativo, dispositivo intrauterino, óvulos y espumas), el 15.6 % usó anticonceptivos hormonales (pastillas, inyecciones y parche), el 3.9 % empleó los llamados métodos tradicionales (ritmo y coito interrumpido) y sólo el 2.7 % refirió ser usuaria de vasectomía (según la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica 2018, del INEGI)”. 

Esto es que apenas un 2.7 % de las personas encuestadas dijo que su pareja tenía la vasectomía, lo que, como se ve, es mínimo. Y, los efectos secundarios en la salud de la mujer en general son considerables. Incluso hay mujeres que son alérgicas al latex del condón. Según el reportaje, el varón ha asociado a la vasectomía con la castración, el cáncer y la impotencia. Nada de eso es verdad, pero el prejuicio está ahí. 

Además, muchos piensan que es irreversible y consideran que se estarían destrozando la vida si dejan de estar con esa pareja y tienen una nueva relación con alguien con quien sí quieren tener hijos. Eso también es mentira: lo dicho, es reversible. El asunto está, quizá -siendo sumamente incisivo- en que tenemos un chip “cánido” inoculado social y religiosamente que nos impulsa, como al chofer del que hablé al principio, a diseminar nuestro ADN por todo el orbe, como los perros del dicho de mi abuelita. “No es por vicio ni por fornicio, es poner un hijo a tu servicio”… ¡Vaya pretexto más bobo! 

Si ya decidiste hacerte la vasectomía, bien por ti, pero recuerda que no te va a proteger de infecciones de transmisión sexual por lo que debes considerar la fidelidad o si no te lo permite tu machismo, pues el uso del condón. Pues sea como sea, yo ya estoy planeando empezar el año debidamente “vasectomiado”.

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