Lunes, 19 Mayo 2025 18:54

Liderazgo

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Machomenos escribe Israel León O’Farrill

Palabras clave: machismo, liderazgo, sometimiento, violencia, control

Liderazgo, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es “Situación de superioridad en que se halla una institución u organización, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito”. En ese mismo espacio, líder se define como “persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad”.  Por su parte, de acuerdo con el diccionario empresarial de la página española SAGE, liderazgo es el “conjunto de habilidades que consigue motivar e incentivar a un grupo de personas. El liderazgo en el ámbito empresarial se encuentra enfocado a la gestión de grupos de trabajo y a la consecución de metas y objetivos laborales. En este ámbito, hace referencia a la habilidad o al proceso a través del cual el líder en la empresa influye para satisfacer objetivos y necesidades de la empresa”. Todas estas definiciones nos hablan de una posible guía, ejercida por alguien, con alguna legitimidad conseguida por medios aparentemente genuinos y previamente establecidos, sobre un colectivo de personas; en los casos en que tal guía se convierte en dominio, sin legitimidad aparente más que la fuerza, se convierte claramente en sujeción y sometimiento. Quiero hacer notar que, en ninguna de estas definiciones se encuentra contemplado un tipo de esquema en que figuran dos personas, es decir, por ejemplo, una pareja. Por tanto, a menos de que se quiera forzar el término, en una pareja (noviazgo, matrimonio, arrejuntamiento) no podemos hablar de liderazgo. Hacerlo es lo mismo incorrecto en términos semánticos que puede disfrazar aspectos más perversos.

En una publicación de Instagram, Romy Peniche, actriz, productora y creadora de contenido, denunció un video donde un par de hombres (jóvenes, por cierto), hacen unas afirmaciones verdaderamente preocupantes por lo cotidianas y falaces: “una mujer, cuando quiere salir con un hombre que tiene iniciativa -dice uno de ellos en el video-, que tiene esa actitud de líder, perfecto [es decir, está bien]… es lo que normalmente una mujer quiere. Pero cuando un hombre quiere que una mujer se someta a su liderazgo, es cuando ‘no, es que eres un controlador’ y ‘¿por qué eres así?’” Peniche, al escuchar esto, explica el significado de la palabra sometimiento y más adelante define control y los coloca en términos similares a lo que encontramos en el mismo diccionario antes citado. Someter se define como “sujetar, humillar a una persona, una tropa o una facción; conquistar, subyugar, pacificar un pueblo, provincia, etc.; subordinar el juicio, decisión o afecto propios a los de otra persona”. Por su parte, control, entre otros significados, pero relacionado con lo que discutimos aquí, es “dominio, mando, preponderancia”. Si nos damos cuenta, van de la mano. Ella afirma que en una pareja puede existir un líder o lideresa, pero eso no significa que uno deba someter al otro o a la otra o, si se da el caso, al otre.

Más adelante, el par de machirrines del video, se pitorrean de las mujeres porque, al no aceptar “someterse a su liderazgo”, argumentan con palabras que, según ellos, “ni siquiera conocen”, como misoginia. Más allá de generalizaciones absurdas, lo que sí me queda claro es que este par no conoce el significado de las palabras y las ocupan partiendo de los estereotipos relacionados con ellas. Derivado del pensamiento empresarial directivo y de plática de curso de autoayuda vacuo neoliberal -con el cual no comulgo en lo absoluto- las palabras “líder y liderazgo” se ocupan para todo y en todos los ámbitos. No suelo concordar con este pensamiento que creo es más dañino de lo que aparenta. Por lo mismo, no estoy nada de acuerdo con la idea de que en la pareja existan líderes y mucho menos liderazgo, pues ello reafirma el concepto harto patriarcal de “jefe” de familia y, por tanto, la otra parte de la pareja -generalmente la mujer- debe ser subordinada. Esto ha constituido la base del pensamiento machista responsable de todo tipo de abusos y violencias en la pareja y en la familia, pretextando el bien a través de una pretendida -y natural- autoridad. De hecho, como vimos en las definiciones, el liderazgo está relacionado con colectividades y no con una pareja; mucho menos considero que esto deba extenderse al ámbito de la familia, pues, como ellos mismos juzgan normal, se da un sometimiento, que, como vemos en la definición, implica sujeción, humillación y subordinación lo que, sin duda, lleva al control, al dominio de unos sobre otros. Por tanto, invito a quien lea esto, si su objetivo es ir eliminando sus machismos, a analizar de forma crítica su decir y pensar, pues, como vemos, las palabras no sólo tienen un significado, sino que pueden ser perfectamente utilizadas para justificar acciones, juicios y prejuicios. Es tiempo de eliminar de nuestro discurso y acción cosas engañosamente inofensivas y a que abracemos otras, tales como el diálogo, el respeto, el cariño y la comprensión, todo ello entre personas, con diferencias, sí; pero con igualdad de derechos y capacidades maravillosas. Y, por lo que más quieran, pongan desde ya bajo sospecha todo lo que ven, escuchan y leen, investiguen por su cuenta y construyan sus propias ideas. No se dejen llevar, por liderazgos machos, vacíos, necios y, lo que es peor, perversos, disfrazados de apoyo y ayuda. Eso no es liderazgo, es vil y repugnante manipulación.   

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