Parabólica - Periodismo en Red

Palabras clave: machismo, violencia, protección, patriarcado, religión, depredador.

Hace varias entregas hablé del tema de “resolver”, que derivó de un “trend topic” centrado en la idea de que los varones más atractivos han de resolver, es decir, han de ser proveedores y cumplir las necesidades más básicas de sus allegados. Semejante dislate deriva de un pensamiento patriarcal instalado en una interpretación sumamente conservadora de la Biblia, entre otras influencias. Según el portal cristiano GotQuestion.com, al referirse al papel de hombres y mujeres en el matrimonio, aunque “el hombre y la mujer son iguales en relación a Cristo, las Escrituras asignan papeles específicos para cada uno dentro del matrimonio. El esposo debe asumir el liderazgo en la casa (1 Corintios 11:3; Efesios 5:23). Este liderazgo no debe ser dictatorial, condescendiente, o de superioridad hacia la esposa, sino debe ser de acuerdo con el ejemplo de Cristo dirigiendo a la iglesia. ‘Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra’ (Efesios 5:25-26). Cristo amó a la iglesia (Su pueblo) con compasión, misericordia, perdón, respeto y sin egoísmo. De esta misma manera, los esposos deben amar a sus esposas [las negritas son míashttps://www.facebook.com/share/p/15sRVf9gNA/">Facebook que daba noticia de un diálogo entre el Temach y Franco Escamilla donde el primero se lamentaba de que no hablaba con su hermana. Argumentó que ella dejó de hacerlo pues lo acusó de sobreprotegerla y que eso no era más que una forma de controlarla. Como es de esperarse, argumentó que ello se debe a que ella ahora es feminista y está “contaminada” por ese pensamiento. Franco Escamilla dijo que el que este sea el tiempo más “antihombres” es una moda y que, como otras, pasará, según se reporta en el portal de SDPnoticias. Lo que oímos de ambos, no nos sorprende pues es el patriarcado defendiéndose desde todos los frentes. Lo que sí me causa curiosidad son los comentarios a la publicación, que iban de la reflexión sobre el tema, hasta la crítica del feminismo o el franco desprecio hacia las mujeres por quejarse “de la protección que les brindamos”. Uno incluso dijo -por supuesto, acompaño los comentarios respetando su redacción y errores ortográficos cual debe ser-: “X eso a mi me vale madres que le pase a mi hermana, yo velo por mi y solo por mi, igual yo compro mi comida o lo hago yo, para no estar pendiente de mi hermana o madre”. ¿Rencor?, ¡no, qué va! Y este otro comentario es ejemplar de lo que hablamos: “Que estupidez más grande. El hombre siempre ha llevado el rol de protector porque somos más fuertes, tanto física como emocionalmente. Somos seres humanos hombres y mujeres, pero tenemos cualidades y características muy diferentes, entiendanlo. Podemos tener las mismas capacidades psicológicas y mentales, pero en su mayoría, no física ni sentimentales. El rol de protector viene de ello, de ser quien pone ‘el pecho a las balas’, para que mientras uno asume, ustedes estén seguras. Nada tiene que ver el controlar a nadie”. ¿Balas, poner el pecho, seguridad, de quién? Pues, lo repito, de otros machos, de ese patriarcado depredador, agresivo, violento. Y esto no hace más que colocar a las mujeres como objetos que han de ser protegidos para evitar que terminen vulenarados o estropeados a los ojos de otros hombres.

Las redes sociales son un termómetro social y resulta intersante ver que, pese años de esfuerzos desde el feminismo y desde el trabajo en cuanto a nuevas masculinidades, el pensamiento machista sigue ahí. El portal cristiano dice: “Las esposas deben estar sujetas a la autoridad de sus esposos. ‘Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es Su cuerpo y Él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo’ (Efesios 5:22-24)”. Y aunque el mismo portal advierte que el hombre no ha de ser dictador -según lo que dice el libro sagrado-, lo cierto es que subordina a las mujeres a la protección y control de los hombres. Lo que subyace es la agresividad, la vigilancia y la violencia y, con demasiada frecuencia, las mujeres tendrán la culpa de lo que les ocurre por haber burlado la vigilancia o porque el varón carece de pertinencia, es decir, es débil y hasta “homosexual”. Detrás de todo, de manera perversa, se normaliza la violencia como algo que existe, que sucede y de la que el varón ha de blindar a su gente. Lo que debiera suceder, es cambiar las relaciones entre los géneros para evitar estos esquemas de depredación y protección. En el momento en que las mujeres dejen de ser ese objeto deseable, moneda de cambio, objeti de venganza o, incluso, de eliminación violenta de la descendencia del otro, como sucede en muchas guerras cuando el ejército enemigo viola a las mujeres del contrario para, así, introducir su semilla y “limpiar” étnicamente ese lugar. Algo así sucedió, por ejemplo, en la guerra de Bosnia Herzegovina entre croatas, serbios y bosnios. La protección más eficiente que podemos proveer ahora es destruir de manera decidida el patriarcado y todas sus perversas manifestaciones.