Lunes, 14 Octubre 2024 21:52

Para hombres

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Machomenos escribe Israel León O’Farrill

Palabras clave: machismo, bordado, costura, trabajo, dignidad.

Un reporte de la UNESCO intitulado “Les cae el veinte a hombres sobre machismo e inician cambios por creadoras, creadores y bordado en Yucatán, México”. me hizo reflexionar sobre un tema interesante: los trabajos y las actividades que son “para hombres” y aquellos que no, y cuáles son las razones de esto. La UNESCO trabaja en Yucatán para fortalecer el trabajo textil y de bordado y, al hacerlo, se dieron cuenta de varios asuntos que les obligó a diversificar el programa para incluir a los varones. “Además de su trabajo artesanal -recoge el reporte-, suelen realizar el trabajo doméstico y de cuidado no remunerados en los hogares como la mayoría de las mujeres en México, pues se estima una brecha de 19.2 horas a la semana en desventaja de las mujeres de acuerdo con el INEGI. Sin embargo, incluso algunas debían negociar con sus parejas o familiares hombres para salir de casa a vender o exponer sus creaciones. Frente a este panorama, la UNESCO lidera un proyecto para promover el Desarrollo económico y social con perspectiva de género mediante el arte textil en Yucatán”. Esto llevó a “detonar reflexiones en los hombres que se relacionan con las creadoras, incluso en las cadenas de producción, en espacios públicos y la administración pública, mediante talleres con un enfoque en aprendizajes significativos”. Por supuesto, es necesario trabajar con los varones para que se integren de manera positiva en el proceso. Lo he dicho muchas veces, si no se trabaja con los hombres en cuestiones de género, de nada sirve todo lo conseguido en los últimos años.

Sin embargo, este proyecto también sirvió para evidenciar otros asuntos, como el hecho de que existan varones bordadores y lo que ello les ha implicado. Julio Cab Cahuich, actual director de Cultura del Municipio de Teabo, por cuestiones de salud de su padre, tuvo que dedicarse al bordado. Por su corta edad (15 años), nadie lo contrataba en actividades “para hombres” como la albañilería, el trabajo con el ganado o el campo, por lo que aprendió de su madre el xokbil chuuy (hilo contado o punto de cruz), actividad tradicionalmente femenina. “Julio comenta -según el reporte- que era común que los hombres bordadores fueran señalados como homosexuales, debido a que realizaban una labor considerada únicamente para las mujeres, e igualmente como estigma y con una carga de discriminación contra las personas LGBTIQ+. (…) El artesano compartió que, el señalar a un hombre como homosexual, es utilizado como herramienta para demeritar el trabajo de un competidor, como guerrilla comercial para reducir sus posibilidades de venta o de promoción”. Por tanto, como se ve, si realizas una actividad estereotipada para las mujeres, es seguro que te tildarán de homosexual. Es como cuando un hombre se hace cargo del trabajo del hogar: todavía hoy es común que amigos y familiares se burlen de él tildándolo de “mandilón o maricón”. Pero ¿qué pasa cuando no hay trabajos “para hombres”? Pues el machirrín simplemente no trabajará esperando que aparezca su oportunidad; mientras tanto, la mujer se hará cargo de sostener a la familia haciendo ambos trabajos, el del hogar y el que ella tenga fuera de casa.

Contrario a lo que opine la comunidad macha que pervive en nuestro país, no hay actividades que sólo puedan hacer las mujeres y, de hecho, tampoco hay actividades “para hombres” que las mujeres no puedan desempeñar también; lo que sí tenemos, es que muchas de ellas fueron pensadas y desarrolladas para hombres pues no se consideraba que las mujeres pudieran trabajar fuera del hogar sino hasta hace unos cuantos años. Y, por el otro lado, los hombres podemos dedicarnos a muchas actividades “para mujeres” de manera exitosa y sin vulnerar esa frágil masculinidad que se cree que tenemos. Así es que, machirrín, deja de pretextar que la costura es para mujeres y pégate los botones que se te cayeron de la camisa, no esperes que llegue tu esposa o tu mamá para que lo haga; igualmente, la cocina tampoco tiene género, claro que puedes entrarle, no se te va a caer tu virilidad por hacer un rico guisado. Dedícate a lo que se te dé la gana, costura, poner uñas, cortar el pelo (de hombres y mujeres); sé secretario, intendente, lavandero, mucamo, enfermero, nada te va a pasar. Y si alguien te critica, pues eso habla más mal de ese alguien que de ti. Ya es tiempo de dejar los estereotipos de lado y de vivir en el respeto de todos y cada uno de nosotros.     

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