Lunes, 07 Octubre 2024 22:13

Machismo armado

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Machomenos escribe Israel León O’Farrill

Palabras clave: Machismo, violencia, armas, crueldad, cobardía

Imagino que no soy el único que se ha dado cuenta de que, prácticamente en todos los tiroteos efectuados en escuelas en Estados Unidos, se encuentran involucrados varones. Claro, también es una generalidad que se trate de varones caucásicos, es decir, de tez blanca; igualmente, que hayan tenido vidas complicadas repletas de abuso y, en muchos casos, racismo, clasismo y xenofobia. Mucho tiene que ver la facilidad con la que estos personajes acceden a las armas que, en ese país, prácticamente son vendidas en cualquier súper o farmacia; suena exagerado, pero no lo es. La larga relación que tiene Estados Unidos con las armas y la violencia, tanto al interior como en el exterior, ha merecido litros y litros de tinta, cosa que no analizaré aquí porque este espacio no se centra en ello, aunque quizá toque algunos de estos aspectos en relación con el patriarcado y el machismo. En efecto, el uso de las armas se encuentra íntimamente ligado con ambas expresiones de nuestro mundo, más si se trata de armas de fuego. En 2022, el portal Telemundo47publicó un interesante reportaje intitulado ¿Por qué la mayoría de los autores de tiroteos masivos en Estados Unidos son hombres? en el que se afirma que, según “The Violence Project, un grupo de investigación no partidista que rastrea datos de tiroteos masivos en el país desde 1966, un asombroso 98% de estos crímenes han sido cometidos por hombres. (…) Además, según un análisis de Everytown for Gun Safety, una organización de base que tiene como objetivo combatir la violencia armada, fueron hombres los autores del 94% de 240 tiroteos masivos (cuatro o más asesinados independientemente de la ubicación) de 2009 a 2020 en los que se pudo confirmar el género del atacante. (…) Según The Violence Project, más del 80% de los atacantes en masa se encontraban en una crisis notable antes del tiroteo. El análisis, que abarca de 1960 a 2010, revela que el 19% de los atacantes se vieron motivados por el odio, el 20% por conflictos interpersonales, el 23% por asuntos laborales, el 19% sufría una psicosis, el 7% aspiraba a la fama, el 13% por asuntos legales y el 30% por problemas domésticos”. Las estadísticas hablan por sí mismas.

En este espacio lo que me interesa es exhibir la forma en que le machismo y sus actitudes violentas, se ven complementados y magnificados con las armas, en especial las de fuego. En entrevista para un reportaje publicado en 2021 en el portal de la DW (Deutsche Welle), Alejandra Coll, abogada colombiana, activista feminista antimilitarista, afirma que el “patriarcado con armas, se siente más duro. El patriarcado con armas,se envalentona y adquiere formas mucho más crueles.(…) Lo que hace la guerra es potenciar los efectos de una sociedad que ya es dura para nosotras, que ya es patriarcal y compleja”. En efecto, el machirrín proyecta su energía macha a través de una pistola o de un rifle, amenaza, obliga, violenta, mata. El mundo de las armas confunde y tergiversa todo. Aprovecha supuestos valores como la valentía o el coraje y los pervierte al convertirlos en abuso y violencia. El ejercicio violento del poder encuentra en las armas una herramienta fundamental. ¿Quién puede enfrentarse a alguien cuando se encuentra armado? Pues otro más con armas en las manos, lo que conlleva un tiroteo con consecuencias terribles. Hace algunos años, recuerdo que se discutía en torno a un tiroteo que se dio en un cine en una población de Colorado, en Estados Unidos que, si algunos de los asistentes hubieran tenido armas, no se hubiera producido tal masacre. ¿En serio? Por el contrario, hubieran volado balas de un lado al otro, desde diversos puntos y armas y hubiera muerto mucha más gente. ¿Armas en casa? Hemos escuchado muchas historias de niños que han matado a sus hermanos jugando con la pistola del padre. ¿Las armas las carga el Diablo? No, las cargan y usan las personas.

¿Cuáles suelen ser las justificaciones de la posesión de armas? Pues que lo mismo gobiernos como individuos las tienen para proteger a los suyos. Y, hablo por muchos, ¿cuántos de nosotros no hemos sido formados en la convicción de que quien ha de estar encargado de no sólo la manutención sino de la defensa de la familia es el hombre? ¿Y de quién hay que defenderse? Pues de otros hombres depredadores que, en no pocos casos, se encuentran también armados. ¿Es sano este juego absurdo de muerte? Claro que no, pero el sistema en general se encarga de producir y reproducir este círculo perverso donde las armas y su uso son el eje.

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