Lunes, 30 Septiembre 2024 21:58

No es no

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Machomenos escribe Israel León O’Farrill 

Palabras clave: machismoviolación, juicio, Francia, ultraderecha

Una de las consecuencias del juicio que se le sigue a los infames 51 de Francia que violaron a una mujer por varios años, de los que escribí en una columna anterior, es que en ese país europeo se están considerando reformas penales. En efecto, según una nota publicada en el portal de Aristegui Noticiasejuicio en Aviñón por las violaciones de decenas de hombres que sufrió GisèlePelicot bajo los efectos de ansiolíticos que le administraba su marido para anularle la voluntad y el hecho de que algunos acusados afirman que no eran conscientes de que la mujer no había dado su visto bueno han relanzado el debate en Francia sobre el consentimiento en la definición de ese delito (…) Actualmente ese artículo califica la violación como cualquier acto de penetración sexual de cualquier tipo o cualquier acto buco-genital cometido contra otra persona o contra la persona del autor mediante violencia, obligación, amenaza o sorpresa”.Como se ve, no contempla la frase “sin su consentimiento”, por lo que, argucias terribles, como las seguidas por los abogados de los inculpados, perfectamente pueden argumentarse, aunque no necesariamente con éxito (esperemos). Tal noticia me hizo reflexionar sobre dos cosas: la primera, es darnos cuenta de que los países de Europa como Francia, no necesariamente están a la vanguardia en lo tocante a la lucha en contra de la violencia de género. De hecho, como se consigna en la misma nota, Francia ha tenido una postura ciertamente extraña al respecto: “La Comisión Europea propuso un proyecto de directiva que en su formulación inicial preveía instar a los 27 Estados miembros a integrar la noción del consentimiento, pero Francia fue uno de los que se opuso y al final se convino en que no habría una definición común. A decir de un magistrado francés, añadir ese elemento a la definición viene sobrando pues en la actual queda “implícito”. Pues no lo parece. Es un hecho que debiéramos pensar cuál es el modelo de país que queremos seguir pues esto nos hace ver que el que sea europeo y del primer mundo, no es garantía de nada. Ellos que se jactan de haber construido la democracia, la idea de libertad, los derechos humanos y un sinfín de “pilares” de nuestras sociedades occidentales actuales, están demostrando todo lo contrario.

Y viene un segundo aspecto a considerar que es la frase multicitada desde hace unos años cuando de prevenir la violación se trata: “no es no”. ¿En verdad esto es así? En un reportaje interesante publicado en el portal de El Diario.es, se da cuenta de que la violencia sexual al interior del matrimonio -incluida la violación- es más frecuente de lo que imaginamos y es castigado menos. En efecto, “cuando estos casos llegan a juicio -dice el reportaje-, se enfrentan a mayores obstáculos. Así lo concluyen varios estudios recientes, que exponen cómo cuando el agresor es una pareja o expareja, la violencia se condena menos, se castiga menos y se reconoce una menor indemnización, plantea una investigación publicada el año pasado en el EuropeanJournalon Criminal Policyand Research. Nuevamente, Europa dando de qué hablar. En nuestro código penal, hace algunos años el delito de violación conyugal no existía y se le tratabacomo el “uso indebido de un derecho conyugal”. Ya se contempla desde el año de 1997, y se han añadido otros elementos más; sin embargo, y con todo lo avanzado que se encuentra, no contempla esa especificación, la del consentimiento y pienso que se cree que está implícito también. 

En este mundo en el que vivimos, patriarcal, macho y gandalla, donde los machos se protegen entre ellos -incluidos los jueces-, es fundamental que quede poco o nada a la interpretación de las leyes, en especial en temas tan delicados como el que tratamos en este momento. Pero también es primordial que se siga trabajando desde todos los frentes, especialmente en el de la familia, para que a todos nos quede claro que “no es no”. Además, y seguiré insistiendo en este punto, es sumamente importante evitar la cosificación de las mujeres, que dejemos de una vez por todas de considerarlas un objeto. Quitar esa idea típicamente machista de que una mujer, por el hecho de que sea mi novia o esposa, me pertenece y puedo hacer con ella lo que me plazca cuando yo quiera, dé su consentimiento o no. O si salimos con amigas y consumen cualquier cosa que las deja inconscientes, es momento de “aprovechar”. Siempre, siempre, siempre, en la vida en general, pero en la sexualidad en específico, es necesario el consentimiento. La defensa de los abogados de los 51 no sólo es baja y ruin, sino que sienta precedentes temibles en cuanto al procesamiento de estos delitos. Otro estudio pendiente de publicación- complementa el reportaje de El Diario.esimpulsado por el grupo Antígona, de la Universidad Autónoma de Barcelona, sugiere, con cifras diferentes, una misma conclusión: un 55% de los fallos analizados sobre violencia sexual en pareja culminó con la absolución del acusado, una cifra considerablemente mayor que en el resto de supuestos (37,8%). Los mitos siguen teniendo impacto en los juzgados y ocurre porque socialmente seguimos percibiendo esta violencia como menos grave, explica María Barcons, doctora en Derecho e investigadora de Antígona. Como se ve, aquello que se encuentra en los juzgados, es reflejo de lo que sucede en la sociedad. Algo que no es condenado de forma importante desde casa, que es pasado por alto o normalizado, difícilmente lo será en los juzgados. Debemos reforzar la lucha en contra de estas prácticas detestables y repetir hasta el cansancio “no es no” es imprescindible.     

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Visto 100 veces Modificado por última vez en Martes, 01 Octubre 2024 00:53

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